En círculos cristianos modernos, esta pregunta tarde o temprano surge entre los nuevos creyentes. Se sucita a consecuencia de que a los nuevos conversos se les enseña la doctrina de "Una vez salvos, siempre se salvos", donde se les dice que una vez repetida una oración de arrepentimiento, automaticamente se convierten en hijos de Dios, sellados con el Espíritu Santo, y que por consiguiente, tienen la salvación garantizada. Los que profesan esta creencia sostienen que una vez que alguien viene a ser creyente, la expiación del Señor Jesús garantiza su salvación independientemente de su conducta, aunque muchos de ellos tienden a pensar que un verdadero converso vivirá en justicia, si realmente ha sido regenerado. por el Espíritu Santo.
Otros, por el contrario, enfatizan la conducta
del creyente y afirman que la salvación recibida en el momento de conversión se
vuelve nula una vez que el creyente cae en pecado o apostasía.
Entonces, ¿se puede perder o no la
salvación?
El problema con esta pregunta es que la justificación
se confunde con la salvación, lo cual es incorrecto.
La Biblia enseña que el perdón de los
pecados y la justificación se producen cuando una persona cree, se arrepiente y
entrega su vida a Jesucristo como Señor y Salvador.
(Lc
24:47; Ro 10: 9-10; He 2:38; 3:19; 22:16; 1 Cor 6:11; Ef 1: 7)
Cuando una persona se convierte en
creyente de Jesús, se bautiza y recibe el Espíritu Santo (He 2:38; 8: 16-17;
19: 6; 22:16), esa persona se convierte en un hijo de Dios, perdonado y
justificado, es decir, vindicado en una buena posición ante Dios; y recipiente
de Gracia Santificadora y la esperanza de salvación
(Tit.
1:10; 1 Tim. 4:10; Efe. 1:18; Gál 5: 5; 1 Pe. 1: 3; Heb 10:23)
A pesar de ser justificados, dotados con
la gracia de Dios y venir a ser herederos de la vida eterna cuando creemos, la
salvación es algo por lo cual luchamos haciendo uso de todos estos dones y
atributos. La salvación es el logro de la vida eterna en Gloria, en el Reino de
Dios; es la recompensa final de una vida fiel, el cumplimiento de la promesa.
La salvación es algo que esperamos alcanzar, y una vez alcanzada, nunca podrá
revertirse, y solo entonces es garantizada.
La salvación no es algo que poseemos de
una vez por todas en esta vida terrenal, algo que podamos cobrar al final de
nuestras vidas, o algo que podamos "perder" en el camino. La
salvación es algo que se nos es dado después de ser juzgados por Dios y haber
sido perseverantes, hallados dignos de la vida eterna, no gracias a nuestros
propios méritos, sino por permanecer fieles en la fe y obediencia a Dios, a
través de la expiación de Jesús, nuestro Salvador.
La salvación no puede perderse porque
nunca la tenemos asegurada en esta vida. Es algo por lo que luchamos todos los
días y que alcanzamos al final de nuestro tiempo en la tierra (Mt 10:22; Lc 21:19;
1 Cor 9: 24-27; 2 Tim 4: 8)
La Biblia enseña que la salvación es un
estado de glorificación en la presencia de Dios. (Heb 4:10-11; Rev 14:13)
Solo aquellos que creen y perseveran en la
fe cristiana, viviendo de acuerdo a la voluntad de Dios, son los que lograrán
la salvación al final de sus vidas, después del juicio y como recompensa por su
fidelidad.
Omar
Flores
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