EL PUEBLO DE DIOS ANTES Y DESPUÉS DE JESÚS


Alrededor del año 930 AC, la monarquía unida del Reino de Israel se dividió entre los dos hijos del rey Salomón; Israel en el norte, bajo  Jeroboam I y Judah en el sur, bajo la direccion de Rehoboam.

El Reino de Judá retuvo la ciudad santa de Jerusalén, el templo y el sacerdocio, mientras que el Reino de Israel estableció su propia versión de la religión mosaica en Siquem.

Sin embargo, incluso después de este cisma, Dios Todopoderoso nunca abandonó a Israel, sino que mantuvo sus promesas a ellos como se las dio cuando eran una nación con Judá.

Aunque solo el Reino de Judá tenía las cosas necesarias para adorar a Dios como Él lo ordenó; y podrían contarse como la religión mosaica "original y genuina"; Dios envió profetas a Israel y muchos nacieron allí, como Elías, Eliseo, Oseas y Amós.

Cuando se completó su dispensación, ambos reinos fueron destruidos por los imperios asirio y babilónico respectivamente, hasta la formación posterior de Judea, donde nació nuestro Señor Jesucristo.

 DE LA MISMA MANERA HOY, aun cuando la Iglesia se ha desmembrado en cismas; como cristianos genuinamente bautizados seguimos siendo parte de su cuerpo mistico, y Dios continúa fiel a todo su pueblo en la Tierra.

Esto no significa que todos tengan razón. Nuestro Señor Jesucristo mismo le dijo claramente a la samaritana del norte, que la salvación solo venía de los judíos:

"Ustedes samaritanos adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos "(Juan 4:22)

 Sin embargo, Dios nunca dejó de enviar Profetas a Samaria, y las profecías para el futuro, hablan de la restauración de Israel y de Judá ante Dios:

"Sin embargo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni numerar. Y en el lugar donde se les dijo: "No sois mi pueblo", se les dirá: "Hijos del Dios viviente". Y se juntarán los hijos de Judá y los hijos de Israel, y se les asignará una cabeza "        (Oseas 1: 10-11)

 HOY, el resto fiel donde la Iglesia de Cristo subsiste en toda su plenitud es la nueva Judea, pero Dios también ve como sus hijos a todos los cristianos trinitarios que profesan las verdades de Nicea como un solo pueblo rescatado por la sangre de Cristo, y no permitirá que el diablo se los quite de la mano (Juan 10:28).

Estas personas, que no caminan con nosotros, son nuestros hermanos distantes. Ellos nacieron de nuevo de las aguas del Bautismo, y fueron sellados con el Espíritu Santo y profesan las verdades básicas del Credo que nos unen desde las cuatro esquinas de la Tierra. Se debe buscar la unidad total, y hacer todo lo posible para alcanzarla, tal como lo quería nuestro Maestro:

"No estoy pidiendo en nombre de ellos solos, sino también en nombre de aquellos que creerán en Mí a través de su mensaje, que todos ellos sean uno, como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo estoy en Ti".

(Juan 17: 20-21)

Omar Flores

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