FUE LA NATURALEZA HUMANA DE JESUS MORTAL COMO LA NUESTRA?


Jesús asumió la naturaleza humana en pleno sentido, para realmente venir a ser como nosotros. Por esta razón la Escritura dice:

"Por esta razón, tuvo que ser hecho como ellos, totalmente humano en todos los sentidos, para que pudiera llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel al servicio de Dios, y para que pudiera hacer expiación por los pecados de la gente".
Hebreos 2:17

La naturaleza humana de Jesús estaba sujeta a las mismas limitaciones y facultades comunes a todos los humanos; sometido a cansancio (Jn 4: 6-7), hambre (Mc 11:12), sensibilidad física (Mt 27:34), necesidad de dormir (Mk 4:38), circunscripción de espacio (Jn 11:21) y también pasiones, incluyendo el amor (Mc 10:21), la ira (Jn 2: 14-16), la tristeza (Jn 11: 33-36) y el miedo (Lc 22: 42-44). 

También poseía cualidades como la capacidad de crecer, inteligencia y la habilidad de aprender (Lc 2:52). En este sentido, su naturaleza humana podría identificarse verdaderamente como uno de nosotros.
Jesús fue un verdadero ser humano.

Sin embargo, para representarnos a todos, Jesús tuvo que encarnarse como Adán en su lugar de padre de toda la humanidad, tal como era antes de la caída. El sacrificio expiatorio no hubiese sido efectivo si la ofrenda hubiera sido imperfecta o pecaminosa (Ex 12: 5; Lv 1: 2-4). Dado que el objeto de la expiación es reembolso y rescate, se tenia que otorgar una ofrenda de valor para cubrir la deuda. Una naturaleza humana pecaminosa, imperfecta y caída no podría cubrir ese déficit porque sería deficiente y no tendría ningún valor en sí misma. Y parte de esa naturaleza humana deficiente era la mortalidad física que vino como consecuencia del pecado original (Gn 2:17; 3:19; Ro 6:23).

El Señor Jesús se hizo humano en la condición prístina que Adán fue creado antes de la Caída, incluida la inmortalidad física, y ofreció esta naturaleza humana perfecta en lugar de la naturaleza humana imperfecta del resto de nosotros para pagar por nuestro pecado.

Jesús vivió una vida humana inmortal, no sometida a envejecimiento, enfermedad o concupiscencia. Cuando el Señor Jesús murió, es porque rindio voluntariamente su vida física a las heridas de la Cruz, y expiró cuando el lo quizo, no antes ni despues de que se completara la misión, y no como efecto natural de su ejecución. (Jn 5:26; 10: 17-18; 19:30)

“Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo.”
Juan 10:18

Omar Flores

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