Muchas personas han
experimentado alguna vez en sus vidas, que cuando las cosas van realmente bien,
de pronto todo da un giro de 360 grados y se desmoronan o
frustran permanentemente. Cuando menos lo esperamos y habiendo hecho todo
correctamente, nuestros planes se desmantelan sin ninguna razón aparente,
dejándonos perplejos y deprimidos.
POR QUÉ SUCEDE ESTO
Hay cuatro razones por
las cuales las cosas salen mal inesperadamente, incluso cuando hayamos hecho todo
correctamente y el fracaso no debiera ser una consecuencia lógica de nuestras
acciones:
1 - UN MUNDO CAIDO:
Cuando Dios le dijo a
Adán:
“Maldito es el suelo por ti; ... espinos y cardos te
producirá ”
(Gn 3, 17-18)
En un mundo como el
nuestro, separado de la Gloria de Dios, nuestros esfuerzos no siempre
alcanzarán su propósito final. Trabajaremos, y en lugar de fruto, brotarán
espinas.
2 – LA MALDAD QUE NOS RODEA
En otras ocasiones, las
acciones deliberadas de personas malvadas pueden interferir con nuestros planes
y hacer que fracasen de una manera inesperada.
Esto se puede ver en la
corrupción institucionalizada, el robo, el engaño, la envidia y todas las demás
influencias negativas de entidades externas, personales o institucionales que
deliberadamente nos roban de la recompensa legítima de nuestros esfuerzos.
Un ejemplo de esto es el
caso del viñedo de Naboth (1Re 21: 1-16)
3 – EL DIABLO:
También están las malas
e invisibles acciones del diablo que pueden interferir de manera directa para
estropear nuestros proyectos con la intención de socavar nuestra fe, nuestro
compromiso con Dios y finalmente caer en apostasía.
A veces Dios permite que
Satanás nos pruebe, con el proposito de fortalecer nuestra fe y construir carácter.
Esto se puede ver en las desgracias inesperadas e injustificadas, decisiones
revocadas a nuestro favor, enfermedades repentinas inexplicables, etc.
El caso de Job es un
buen ejemplo de esto (Jb 1: 8-12) (1Te 2:18)
4 - LA VOLUNTAD DE DIOS
Finalmente, en algunos
otros casos, es la voluntad expresa de Dios la que nos impide alcanzar lo que
pretendemos. Podemos pensar que una decisión es correcta y proceder con un
plan, pero Dios, por nuestro propio bien o por el bien de los demás, y algunas
veces como castigo, detiene deliberadamente nuestros proyectos.
Un ejemplo de esto se
encuentra en la parábola de Rich Incauto (Lc 12: 16-21)
QUÉ HACER
1 - En todos estos
casos, debemos detenernos por un momento y analizar cuidadosamente si no hemos
cometido un error que podría haberse evitado y que puede haber causado la
falla.
2 - Después de descartar
todo error humano, podemos emepezar a considerar cualquiera de las cuatro
razones ya mencionadas o una combinación de ellas.
En todos estos casos,
debemos acudir a Dios en oración y pedir su misericordia, gracia y protección.
Dios quiere que vayamos a El. Él nos está esperando, pues el propósito de las
Pruebas es acercarnos más a Dios, así que hagamoslo, no esperemos, no nos
sumerjamos solos en nuestra preocupación; eso es lo que quiere el diablo, que
fracasemos, pero podemos hacerle fallar a el, haciendo lo que no quiere que
hagamos, que es buscar refugio en nuestro Padre Celestial.
3 - Después de orar y
pedirle a Dios protección y ayuda, confiesa y pide la Absolución a tu ministro
local, y toma de la Santa Comunión, santifica tu cuerpo y alma y ofrece a Dios
todas tus obras y planes.
4 - Si los medios lo
permiten, inténtalo de nuevo, planificando cuidadosamente todos los pasos a
seguir,
5 - Finalmente, se
paciente. Intentalo de nuevo, y si no puedes tus medios se han agotado, no
desesperes, tus recursos se repondrán de nuevo, tu fuerza, tu imaginación, tus
finanzas y todas las cosas que necesites.
Todas las pruebas tienen
un comienzo, una cuspide y un final. Solo tienes que pasarla, como una ola de
mar, y salir vivo al otro lado.
Una vez que este ciclo
haya pasado, al diablo se le ordena alejarse de usted y la abundante Gracia de
Dios lo cubrirá todo nuevamente.
Omar Flores
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