Recuerdo las
veces que encontré predicadores musulmanes en las calles de Sydney y Melbourne.
Su predicación era una mezcla de sentido común, un conocimiento incompleto del
Cristianismo y las escrituras judeo-cristianas, y un buen conocimiento del
Corán y los Hadiths, todo ello avivado por una fuerte convicción y dedicación.
Lo que más me
llamó la atención fue el hecho de que toda la enseñanza y el material eran
gratis, y las copias del Corán, una edición de tapa dura y en inglés y árabe
que costaría no menos de $ 100 dólares australianos, se entregaban gratis.
En otra
ocasión, un anciano inglés, muy enfermo y en sus últimos años, cuando le
pregunté por qué no iba a la iglesia, contesto que era pobre y que no tenía
dinero para "pagar" por los servicios dominicales, claramente en referencia
al plato de las ofrendas.
La Iglesia
como organización tiene gastos, edificios, personal y clérigos que mantener,
aparte de los gastos cotidianos comunes, sin mencionar hospitales, escuelas y misiones.
Nuestro Señor Jesús, de hecho, nos enseñó que el trabajador es digno de su
salario (Lucas 10: 7) y San Pablo dijo expresamente que el Predicador debía ser
pagado (1Corintios 9:14).
Todo esto está
bien, pero nunca debemos comprometer el don gratuito del Evangelio, el mensaje
de salvación y los sacramentos, lo cual incluye ediciones de la Biblia y catequesis;
que Dios ha provisto gratuitamente para toda la humanidad.
Los cristianos
adquieren cuando son bautizados, la responsabilidad de compartir en el
mantenimiento de la Iglesia y la expansión del evangelio. La principal fuente
de ingresos para el mantenimiento de la Iglesia y su mision, deben ser las
ofrendas de las congregaciones, seguidas de inversiones, aunque las ofrendas son
cada vez menos en estos tiempos.
Las escuelas,
de acuerdo con el estatus social para el que están diseñadas, ganan su propio
dinero y también las clínicas privadas y los hospitales. Las misiones se apoyan
en el ingreso total recaudado por la Arquidiócesis más donaciones y los
salarios del clero de una manera similar, o debería serlo, pero últimamente se
ha dejado a las parroquias la carga financiera de apoyar a sus propios
ministros en lugar de la diócesis en algunos lugares. Pero como sea que todos estos
gastos se cubran, la entrega del mensaje de salvación y los sacramentos siempre
deben mantenerse libres.
YHWH DIOS no
cobró dinero por perdónar a Adán, la salvacion de Noé o sus promesas a Abraham.
Nuestro Santo Dios no recolectó diezmos por la liberación de Israel de la
esclavitud, ni el Señor Jesús esperó a que le pagara antes de predicar, sanar enfermos,
resucitar a los muertos o morir en la Cruz.
Nuestro Señor
Jesús dijo claramente:
“De gracia recibieron, den de gracia”
(Mateo 10: 8)
Y también:
“Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y
lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas”
(Mateo 10:27)
Si dejamos que
el dinero se interponga entre el Evangelio y la persona a la que queremos
convertir, esta podria desalentarse por falta de medios, o incluso crearse una
mala impresión de que los cristianos solo están allí para tomar su dinero.
A pesar de que
esta no sea nuestra intención, lo que pensemos es poco importante para el
hombre y la mujer en la calle sin conocimiento de Cristo y su Iglesia, y de
esto solo saldrá un mal resultado, especialmente cuando estos costos son
extremadamente elevados, como cuando
cientos de dólares por cabeza se cobran para escuchar a predicadores ricos por una
hora de su tiempo, solo para apoyar un estilo extravagante de vida, mientras que
el expectador queda sin saber de donde saldra su próxima comida.
Las ediciones
bíblicas, el material catequético, la predicación y la celebración de los
sacramentos, todos ello, incluido el matrimonio, siempre deben estar disponibles
de forma gratuita a todas las personas, cristianos e investigadores por igual,
en especial para los mas pobres. La salvación es para todos, no sólo para los
ricos.
Los
sacramentos se pueden celebrar en el hogar o en la Iglesia sin pompa o ceremonia,
ediciones de la Biblia y el material catequético conseguirse mediante
donaciones y de una parte del ingreso total de la Arquidiócesis, y escuelas e
instalaciones médicas para los pobres, de una fracción de los ingresos totales
de las escuelas privadas, hospitales y clínicas privadas de propiedad
eclesiastica.
Pueden haber
diferentes maneras de agregar a esta recaudacion de ingresos, incluso atravez
de un recorte salarial o gastos, como el uso de luces normales en lugar de chandeliers,
o reduccion de cocineros, choferes o modelos de automóviles de los Obispos.
Si esto
significa una entrega gratuita del Mensaje de Jesús que salva al alma humana de
la condenación eterna, vale la pena el sacrificio.
Omar Flores
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