Desde el siglo II, la Iglesia Cristiana Occidental en
todo el mundo ha conmemorado la expiación de los pecados llevada a cabo por Señor
Jesucristo y su resurrección, preparándose con ayuno y oración como lo
recomienda el Apóstol Pablo. (1
Corintios 7: 5).
El Miércoles de Ceniza, los cristianos occidentales abren
los 46 días de oración y la meditación, conocido como Cuaresma, buscando
reconciliacion con Dios a través del culto publico, el ayuno y la abstinencia.
Este ayuno y abstenencia consiste en un alejamiento de
los placeres del mundo, incluyendo el sexo, desde el inicio de este período, el
Miércoles de Ceniza, continúando por 46 dias, hasta el Domingo de
Resurreccion.
En tiempos más piadosos, esto incluia ayuno diario
cada mañana, y abstinencia de carne, productos lácteos, música y sexo a lo
largo de estos 46 días.
En estos tiempos donde los cristianos son débiles y
mundanos, la exigencia se ha relajado a sólo ayunar en la mañana del Miércoles
de Ceniza y Viernes Santo, mas el evitar carne y productos lácteos por el resto
del período de Cuaresma hasta el Domingo de Resurreccion. Y de relaciones
conjugales, solo el Miercoles de Ceniza y en Viernes Santo.
En este día, dedicando la Cuaresma a Dios en culto
público, los cristianos se frotan con cenizas bendecidas en la frente en forma
de cruz, que les recuerda el Sacrificio de Cristo en la Cruz.
Esta ceremonia es una modesta representación moderna
de las cenizas que los santos hombres de antaño usaban ponerse sobre sí mismos
como signo de penitencia, ayuno y
arrepentimiento delante de Dios.
(Mateo 11:21; Lucas 10:13; Job 42:6; Daniel 9:3)
La muestra de cenizas en la frente, es una declaración
pública de fe en Cristo y de honor a su Nombre como testimonio a toda la
humanidad.
En el trabajo, la escuela, la universidad, o en el
tiempo libre, el Cristiano debe sentirse orgulloso de serlo; de ser un
discipulo de Cristo, del Evangelio de Salvación por Gracia; y dedicar este
periodo de penitencia a reflexionar en
lo mucho que Dios nos amo, que envió a su Hijo Jesucristo para pagar por
nuestros pecados, para que pudiéramos ser perdonados y volver a nuestro hogar
celestial.
Omar
Flores
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