El término "Infierno" no aparece en la
Biblia. Las expresiones utilizadas tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento en relación con el lugar de la muerte son: Sheol (שְׁאוֹל)
en Hebreo (Salmo 16:10), su equivalente Griego Hades o Ades (ᾌδης)
(Lucas 16:23), o de manera indirecta, Tartarus (Tάρταρος) (2Peter 2: 4), y su
equivalente Gehinnom (גֵיהִנוֹם) en Hebreo o
Geenna (Γέεννα) (Matthew 5:29) en Griego.
Sin embargo, el concepto detrás de nuestra moderna
idea cristiana del Infierno o Infiernus en Latín, un lugar de castigo para los
malvados después de la vida terrenal, está presente en el Nuevo Testamento.
Además del significado literal de Sheol y Hades,
como "tumba" o "Lugar de los muertos", en el lenguaje común
de Judíos y Cristianos y otras culturas semitas y helénicas, el Señor Jesús le
dio a Hades un significado diferente del oscuro y silencioso lugar que se suponía
debía ser.
UN LUGAR INTERMEDIO DE CASTIGOS
El Señor Jesús se refirió a Hades como un lugar
donde un alma va después de la muerte, donde las personas se enfrentan a sus
pecados y sufren castigos por ellos:
"... y en el Hades, estando
atormentado, ..."
(Lucas 16:23)
Y en otros lugares se refiere a un lugar de castigo
dado a los malvados después del Juicio Final, usando el termino Geena:
“Y si tu ojo te hace caer en pecado,
sácalo. Es mejor para ti entrar en el Reino de Dios con un ojo que tener dos
ojos y ser arrojado al infierno (Geena), donde "su gusano nunca muere, y
el fuego nunca se apaga".
(Marcos 9: 47-48)
Aunque el uso de la palabra Geena hace referencia a
un basurero en las afueras de Jerusalén donde se practicaban sacrificios
humanos en el pasado (Jeremías 7:31), representando asi un lugar de
abominación; el Señor Jesús usó esta expresión familiar a todos sus oyentes
para transmitir la misma idea de rechazo en sus mentes con respecto al lugar de
castigo de los malvados después del Juicio Final:
"Entonces dirá a los que están a su
izquierda: 'Aléjense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo
y sus ángeles"
(Mateo 25:41)
De las enseñanzas de nuestro Señor, deducimos que
hay un estado de miseria y otro estado de felicidad para los espíritus de los
difuntos, de acuerdo a un Juicio Personal inmediato.
El Señor Jesús prometió al arrepentido crucificado
que él estará con Él ese día en el Paraíso (Lucas 23: 42-43); y el apóstol
Pablo deseaba que hubiera llegado el momento de morir para estar en la
presencia de Jesús para siempre (Filipenses 1:23); y se dice que los santos
muertos están en presencia de Dios, orando (Apocalipsis 6: 9-11).
Por otro lado, la parábola de Lázaro y el hombre
rico en Lucas 16 (Lucas 16: 19-31), y tomando en cuenta los mismos casos de los
bienaventurados mencionados anteriormente, queda claro que existe un antítesis a
la bienaventuranza de los justos. Un lugar de castigo inmediatamente después de
la muerte física para todos aquellos que son reprobados, donde, como en el caso
del hombre rico, el sufrimiento se experimenta solo en espíritu.
La doctrina del "Juicio Personal", aunque
no se menciona explícitamente en los Evangelios, se entiende que existe para
que esta asignación de las almas fallecidas pueda tener lugar. Dividir lo bueno
de lo malo implica una selección, y la selección implica un juicio, por lo
tanto, para que esta ocurra, debe existir un juicio personal inmediatamente
después de la muerte.
En este punto, las opiniones teológicas de los
cristianos varían debido a la falta de datos adicionales en las Escrituras.
Algunos de ellos ignoran totalmente los pasajes
mencionados anteriormente con respecto a la vida consciente después de la
muerte, tomándolos como alegóricos o simbólicos, y niegan toda existencia
consciente después de la muerte física hasta el Día del Juicio, donde todos
recibirán su justa recompensa o castigo. Sin embargo, los grupos minoritarios
que profesan esto, también niegan la eternidad del castigo, doctrina que se
expresa claramente en las Escrituras mas alla de toda duda.
Otros grupos de cristianos, en su mayoría de
iglesias apostólicas, creen que el estado de condena provisional es permanente
para algunos con pecados graves y quienes murieron sin arrepentirse, pero
aquellos que murieron en el arrepentimiento de última hora o con pecados menores,
sufren durante un tiempo un período punitivo , después del cual son liberados
para ser admitidos en Gloria. Esta doctrina es profesada principalmente por el
catolicismo romano llamado "Estado Interino del Purgatorio".
Algunos cristianos orientales sostienen que el
estado interino es solo provisional, donde las almas sufren un castigo
espiritual temporal, o una bienaventuranza espiritual temporal, hasta el Día
del Juicio Final, donde con sus cuerpos resucitados, todos los humanos serán
sentenciados a su final y eterna residencia, ya sea en el Lago de Fuego
(Revelación 20:15), o en la Nueva Jerusalén Celestial o Reino de Dios
(Revelación 21).
Quienes sostienen este punto de vista, creen que
incluso cuando un alma ha sido sentenciada momentáneamente a un lugar de
castigo en el Hades o de felicidad en el Paraíso (Lucas 16:23; 23: 42-43), esta
situación no es definitiva, y ofrecen oraciones y súplicas a Dios por el perdón
y salvación de aquellos condenados temporalmente, siguiendo ciertas expresiones
del Señor Jesús, de que algunos pecados pueden ser perdonados después de la
muerte pero antes del Juicio Final (Mateo 5:26; 12:32; 18:34; Lucas 12:59).
La posición de una tercera mayoría, profesada
principalmente por los Cristianos Reformados, es que el estado interino es
definitivo, y que las almas esperan con una expectativa terrible o gloriosa, su
Juicio Final para condenación o gloria eternas. Sin embargo, una minoría dentro
de los Cristianos Reformados, especialmente Anglicanos, Luteranos y Metodistas,
ofrecen oraciones por los muertos, pidiéndole a Dios que tenga piedad de los
difuntos antes, durante y después de su Juicio Personal, confiando en la
misericordia y omnipotencia de Dios.
ESTADO FINAL - EL LAGO DE FUEGO
La mayoría de las declaraciones sobre el juicio,
recompensa y castigo en las enseñanzas del Señor Jesús se refieren al Juicio
Final y no a un evento inmediato después de la muerte física. En este punto, sobre
el Juicio Final que ocurre después de la Resurrección de todos los difuntos y
la Segunda Venida de Jesús en Gloria, la mayoría de los cristianos se unen
nuevamente en sus creencias.
Ya sea que los Cristianos crean en una Primera y Segunda
Resurrección y en un Reino Mesiánico milenario, o en la Resurrección General en
la Segunda Venida, todos profesan que habrá un Juicio Final ante la Santísima
Trinidad, donde Jesucristo será el juez de todos los seres humanos ( Mateo
16:27; 25:32; Hechos 10:42; 2Corintios 5:10), y los condenados serán enviados
al Lago de Fuego, cuerpo y espíritu, por toda la eternidad, para estar en
sufrimiento junto con Satanás, el Anticristo, el Falso Profeta y los ángeles
caídos (Mateo 25:41; Marcos 9:43; Apocalipsis 20: 10-15); mientras que los redimidos
seran enviados a Gloria eterna, en cuerpo y espíritu, a la Nueva Jerusalén o Reino
de Dios.
DONDE ESTA EL INFIERNO
El Hades es una condición o estado. Eso está claro
en las Escrituras.
Dada la naturaleza espiritual del lugar, el Hades
como "un lugar" (Lucas 16:26; Judas 1: 6), ya sea en el centro de la
Tierra como lo creen algunos o en cualquier otro lugar en el universo, es
improbable, pero no imposible. Si estas son solo expresiones, o declaraciones
literales, no es de mayor consecuencia. Las almas condenadas están en un estado
de sufrimiento, y no pueden escapar de él por sus propios esfuerzos. Están
literalmente confinados a la realidad spiritual del Hades.
El Lago de Fuego, que ahora está vacío, es un lugar
físico, de una forma diferente de como entendemos ahora el mundo y la realidad material;
diseñado para castigo espiritual y físico eterno, y de donde nadie puede escapar.
En este caso, como en el Hades, en donde está ubicado, no lo sabemos, pero
sabemos que estará a la vista de Dios y sus ángeles (Apocalipsis 14: 9-11).
ÚLTIMAS NOTAS
Dios no creó el Infierno (Lago de Fuego) motivado por
ira o venganza, sino que nació de su Justicia Perfecta. Como Juez Supremo de
toda la Creación, Dios recompensa automáticamente por naturaleza, todo lo bueno
y lo malo. La bondad se recompensa con honor y gloria, pero la maldad y los
malvados son separados de los justos para conviertirse en receptores de
retribucion punitiva, de acuerdo a sus culpas.
El sufrimiento del Lago de Fuego es eterno, como
enseñan las Escrituras, es decir, no hay posibilidad de cambio. Los seres que
terminan en el Infierno, van allí en cuerpo y alma, sin Gracia santificante.
Espiritualmente, sufren el lamento por sus vidas y acciones pasadas, y la
desesperación de conocer su condición eterna y final. También sufren debido a falta
de communion con Dios, la cual es necesaria para que todos los seres creados
existan.
Físicamente, sufren los efectos materiales del fuego
y los tormentos propios del lugar.
“él también beberá del vino del furor de
Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con
fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el
humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo,
ni de día ni de noche,”
(Apocalipsis 14: 10-11)
Omar Flores
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