SOBRE LA CENA DEL SEÑOR Y LA ADORACIÓN DOMINICAL



En muchas iglesias modernas, la celebración semanal de la Santa Cena ha sido relegada a una vez por mes o cada dos meses; y eso sin contar con la práctica de algunas sectas como la Sociedad Watchtower, de celebrar la Santa Cena una vez al año durante la Pascua, o el Ejército de Salvación, que ha terminado por descartar la celebración de los sacramentos por completo.

El argumento detrás de esta celebración distante de la Santa Cena, generalmente se atribuye al hecho de que el Señor Jesús no estipuló una frecuencia específica, y que las "ordenanzas" son solo ceremonias simbólicas que no son realmente necesarias, excepto para recordar ciertas verdades de el Evangelio. Según esta lógica, una celebración mensual de la Cena del Señor debería ser suficiente como un memorial, de acuerdo a estos grupos religiosos.

LA OBLIGACIÓN

El Señor Jesús instituyó la celebración de la Santa Cena como memorial de su sacrificio expiatorio en la Cruz (Mateo 26: 27-28; 1Corintios 11:26) a perpetuidad (Lucas 22:19; 1Corintios 11: 25-26). Independientemente de cómo cada cristiano interprete el significado de esta celebración, una cosa es cierta, debe ser celebrada, como lo ordenó Jesús. Toda negativa deliberada a celebrar la Santa Cena, es un acto abierto de rebelión a la voluntad de Dios, una herejía y, por lo tanto, sujeta a condenación eterna.

QUE SIGNIFICA LA SANTA CENA

La expiación vicaria del Señor Jesús es la base y la piedra angular de nuestra religión. Todo lo demás parte de este misterio. La fe salvífica, el arrepentimiento eficaz, la gracia santificadora, la razón por la que existen las Escrituras y la glorificación final; todo esto es posible y tiene sentido en el sacrificio expiatorio de Jesus, y sin él, nada de lo anterior tendria valor alguno (2Corintios 5:19).

Ya que a través de este sacrificio expiatorio, somos justificados, perdonados, santificados y redimidos por Dios; es también a través de esta expiación que nuestras oraciones, alabanzas, súplicas y toda nuestra adoración en general, es aceptable para Dios (1 Pedro 2: 5). De todas las enseñanzas del Señor Jesús, la Ordenanza de la Santa Cena es la representación más completa de este Sacrificio. Ni siquiera el bautismo refleja nuestra salvación mejor que la Cena del Señor, porque el bautismo representa el Nuevo Nacimiento en Cristo, pero este nuevo nacimiento no sería posible sin la expiación de Cristo que representa la Eucaristía.

LA FRECUENCIA

Desde el principio, los cristianos celebraron la adoración sacramental a Dios, la meditación en las Escrituras, oraciones, alabanzas y súplicas, segun la única cultura y modo que conocían, que era la adoración sabática semanal de los judíos en la sinagoga y el culto del Templo. Dios había creado el mundo en siete días, por lo que los meses, los años y todas sus vidas se contaban por semanas de siete días. Siguiendo el patrón de trabajo en Génesis y la frecuencia de adoración judía, los cristianos comenzaron a reunirse y adorar a Dios como comunidad, semanalmente. Independientemente de cuántas veces pudieran haberse reunido para orar en otro momento, una vez a la semana se reunían oficialmente para orar, leer el AT o una carta apostólica, escuchar a sus predicadores, recolectar donaciones y "romper el pan" (Hechos 2:42; 20: 7; 1Corintios 16: 2).

Si la adoración Dominical fue el vértice del ciclo semanal en la vida de la Iglesia, y la Santa Cena tenia que celebrarse en algún momento, es natural pensar que la forma más alta de adoración semanal deberia incluir necesariamente la celebración de este sacramento; el memorial de aquel sacrificio expiatorio que hacia possible todo tipo de culto a Dios. Cualquier otro acto de adoración sería menos completo que aquel que contenga la celebración de la Santa Cena.

La Santa Cena abarca todo el evangelio de Jesucristo. Todas nuestras oraciones, nuestros cantos, nuestras súplicas y meditación en las Escrituras, encuentran su climax en la celebración comunitaria del memorial del sacrificio de la cruz, del cual todas esas otras cosas toman su valor y sentido. Sólo la Santa Cena es el memorial oficial de ese sacrificio.

CONCLUSIÓN

Sin la celebración de la Santa Cena, estamos ofreciendo a Dios un acto incompleto de adoración, sin todos los elementos que Él exigió.

La relegación de la Eucaristía a una vez por mes en las iglesias modernas, fue un acto agresivo de rechazo de la teología sacramental de otras iglesias tradicionales; y esto se hizo a expensas de un verdadero acto de adoración como lo describe el NT, privando a la comunidad cristiana de la bendición y la gracia que transmite esta Ordenanza cuando se celebra.

El culto Dominical sin la Santa Cena es una versión menor de adoración, y que roba a la comunidad cristiana de la Gracia Santificadora que trae la celebración de este sacramento. Una forma de adoración que no contiene el centro de todo, la ofrenda del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

Omar Flores

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