Cuando suceden cosas malas, algunos cristianos las
atribuyen a veces a algún castigo celestial o un acto del diablo.
Las cosas malas pueden suceder de muchas formas. Las
más comunes son desgracias repentinas de tipo económico, emocional o naturales;
las que tambien incluyen discapacidades de
nacimiento o condiciones que nos ponen en desventaja frente a otras personas
que nos rodean.
Una pérdida repentina de empleo, un accidente, una
muerte en la familia, la discapacidad fisica de algun ser querido o personal, o
condiciones de vida inconvenientes, pueden afectar seriamente la vida de
cualquier persona, especialmente si es de naturaleza prolongada, y esto nos lleva
a preguntarnos por qué tenemos que sufrir esto.
Cuando esto ocurre, algunas veces nos inclinados a
pensar que quizas Dios lo quería de esa manera, y que solo nos queda aceptarlo
y sufrirlo. Otras veces podemos pensar que este es un ataque del diablo y que
debemos luchar contra él.
Estas dos reacciones son buenas frente a cualquier
evento extraño que pueda surgir en nuestro camino. De hecho, bajo cualquier
tipo de desgracia o adversidad, debemos confiar en Dios y trabajar
diligentemente para cambiar las condiciones a nuestro favor tanto como podamos;
pero también debemos estar preparados para que si no cambian, el permanecer fieles
a Dios, sabiendo que Él esta plenamente consciente de nuestra situación y que
está en control, incluso cuando no paresca evidente en ese momento.
Sin embargo, también hay otro tercer factor de por
qué las cosas pueden ir mal y que casi nunca nos viene a la mente, pero que es bueno
identificar para asi poder ver las cosas desde una perspectiva correcta.
EL MAL DE AZAR
Cuando nuestros primeros padres pecaron contra Dios,
Dios maldijo este planeta y legisló que no siempre conseguriamos el fruto
correspondiente a nuestros esfuerzos. Por el contrario:
“Maldita sea la tierra por tu culpa; con
dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinas y cardos te producira
"
Génesis 3: 17-18
Aunque este fue un decreto divino, fue un decreto
general, no un castigo personal dirigido a cada uno de nosotros por nuestras
propias faltas personales. Fue la consecuencia natural de alejarse del Creador
y Sustentador de nuestro universo.
UN PLANETA CONDENADO
Ahora vivimos en un planeta y un universe que carga
una sentencia punitiva de Dios sobre él, donde las leyes naturales a veces no
funcionan de la manera como fueron diseñadas y creadas, y al azar y sin previo
aviso caen en caos, causando sufrimiento sobre sus habitantes, nosotros.
La mayoría de desastres naturales, anomalías
genéticas y adversidades repentinas, fuera del control de cualquier persona,
ocurren debido a esto y nada más. No porque Dios esté en guerra contra
nosotros, o castigándonos por algo que ni siquiera sabemos, o porque el diablo
haya dejado de lado su misión de destruir el universo, solo para molestarnos
personalmente.
QUÉ DEBEMOS HACER
Un caso similar podria verse en la condición de la esclavitud
en el mundo antiguo.
A esclavos conversos, San Pablo aconsejó:
“Fuiste llamado siendo esclavo? No te
preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo”
1Corintios 7:21
Estos esclavos nacieron en una sociedad que ya tenía
este sistema establecido y acepto por todos. De alguna manera, ya sea por
deudas, de nacimiento o guerra, o incluso simplemente por secuestro, estas
personas terminaron en este estado de esclavitud. Esta condición no fue inventada
por ellos, ni por los hombres que los capturaron, ni por aquellos a quienes servian.
La esclavitud era tan antigua como la vida humana, y todos los hombres lo
sabían y la aceptaban como parte de la vida desde tiempos ancestrales.
San Pablo no podia desmantelar la esclavitud de
inmediato, pero el Cristianismo establecio las bases necesarias para un
desmantelamiento gradual de este sistema, mediante la conversión de los
esclavos, los amos y los traficantes de esclavos. Sin embargo, mientras existía
ese estado social "natural", también alentó a los esclavos cristianos
no solo a mantener la calma, sino también a liberarse legalmente, si estaba a
su alcance.
Al igual nosotros, hemos nacido en un planeta donde
la felicidad total es imposible, donde las cosas no siempre salen como
deberían, donde los humanos no nacen como deberían o viven en las condiciones
que deberían.
1 - Debemos ser conscientes de que no se trata de un
castigo personal o un acto del diablo, sino de la condición natural del
universo en el que vivimos después de la caída de Adán, y de que está caminando
hacia la redención final, donde todas las condiciones ideales serán restauradas
y más (Romanos 8: 19-22).
2 - Debemos ser conscientes de que Dios sabe lo que
está sucediendo con nosotros, por cualquier razón, sea natural, su voluntad o
ataque demoníaco, Dios sabe exactamente lo que está sucediendo
(Salmo 139: 1-4,
8; 147: 4; Mateo 10 : 30)
3 - Debemos esforzarnos por cambiar las cosas a
nuestro favor, sea cual sea el motive; orando constantemente a Dios por
misericordia, perseverancia y liberación de la adversidad
(1Tesalonicenses 5:
16-18).
4 - Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros
(Romanos 8:32).
CONCLUSIÓN
No todo lo malo que sucede, ya sea ocasionalmente o
de manera permanente, es un castigo de Dios o un ataque demoníaco. A veces es
como es el mundo, y debemos enfrentar esas adversidades sabiendo que Dios está con
nosotros.
El planeta puede estar maldito, pero NO NOSOTROS, es
decir, aquellos que creen en Jesucristo y se han rendido a Él como Señor y
Salvador y viven en obediencia a Dios. Como hijos de Dios, tenemos derecho a
ser liberados de las maldiciones del mundo, y lo seremos. Debemos acudir
siempre a nuestro Padre Celestial en busca de ayuda cuando nos ocurra alguna
adversidad.
Pero en algunos casos la esperada solucion no llega,
como cuando Pablo fue golpeado con una adversidad imprevista (2 Corintios 12:
7-9), para luego convertirse en una prueba para nuestro propio beneficio
espiritual y la gloria de Dios. En esos casos, debemos continuar orando a Dios
por resistencia y liberación, con plena confianza de que incluso entonces, no
seremos probados más de lo que podemos resistir (1 Corintios 10:13) y que
resultará en un gran beneficio espiritual para nosotros.
“Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y
la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la
esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.”
Romanos 5: 3-5
Omar Flores
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