Dios prohibió la fornicación no por una decisión
caprichosa, o por el deseo de vernos
luchar contra un impulso natural con el que El mismo nos hizo; pero por amor a nosotros.
DESEO SEXUAL
Los humanos fueron creados con la capacidad de
sentir deseo sexual para facilitar la intimidad y la procreación. Sin esto,
habría sido imposible para un hombre y una mujer acercarse física y
emocionalmente, imposible procrear y formar familias y, por lo tanto, imposible
sostener la civilización y el progreso.
En su estado original, el deseo sexual estaba bajo
el control de la voluntad. Aunque podría haber sido despertado por el sexo
opuesto, la facultad de aceptar o rechazar el coito, estaba perfectamente bajo control humano.
Después de la caída, la humanidad perdió el control
de sus emociones y se convirtió en esclava de ellos; siendo arrastrado de un
lugar a otro por sus propios impulsos.
(Tito 3: 3) (Romanos 6:12, 17-18)
LO QUE PASA EN LA FORNICACIÓN
Cuando se comete fornicación, se liberan poderes de
procreación e intimidad, lo que provoca embarazos no deseados y cohesión
emocional entre dos personas que no están destinadas o no están listas para
estar juntas en una unión comprometida y bendecida ante Dios.
Incluso en los casos en que se evita el embarazo
mediante el uso de productos químicos y otros artefactos; lo cual en sí mismo
está mal, la pecaminosidad de esto se manifiesta en embarazos anormales, cáncer
cervical, desequilibrio hormonal y otros problemas similares que eventualmente
dañan la futura fertilización en un matrimonio legítimo.
Lazos emocionales se crean involuntariamente, como
resultado directo de la intimidad. Cuando la relación se frena, el dolor y el
trauma cicatrizan la psique de la parte abandonada, lo que hace que sea más
difícil desarrollar una relación normal, mientras que el daño se profundiza
cada vez que vuelve a suceder.
Finalmente, la modestia también es dañada. La
virginidad como signo de pureza moral es eliminada, lo que hace que los
fornicarios pierdan todo pudor y sensibilidad cada ves mas, cauterizando sus
consciencias al pecado.
CONCLUSIÓN
La unión sexual entre un hombre y una mujer que no
están casados fue prohibida por Dios porque destruye el alma de quienes la
practican; destruye el equilibrio psicológico para crear una unidad familiar
formal en el futuro y corrompe los valores morales y la conciencia de los
individuos y las sociedades que la practican (1Corintios 6:9).
Dios nunca prohíbe algo por capricho. Siempre hay
una razón coherente y práctica para ello.
Omar Flores
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