JESUS SE APARECE A TOMAS - JUAN 20:19-31


COMENTARIO

El Evangelio de hoy contiene tres lecciones:

La autoridad de la Iglesia para pronunciar la absolución de los pecados, el llamado a confiar en Dios a través de Jesús y la suficiencia de los registros bíblicos que contienen todas las cosas necesarias para la salvación.

SOBRE EL PERDÓN

En la tarde del Domingo que nuestro Señor resucitó, se apareció a sus 11 discípulos y a 'otros que estaban con ellos' (Lucas 24:33), y después de demostrarles su resurrección física, les dijo que irían a anunciar "que el arrepentimiento por el perdón de los pecados debe ser proclamado en su Nombre" a todas las naciones (Lucas 24:47). Después de esto, Jesús procedió a soplar sobre ellos, no solo sobre los 11 apóstoles, sino también sobre todos los 
"otros que se quedaron con ellos" y después de decirles que los enviará con el mismo mandato que recibió del Padre, también les dijo :

“A quienes perdonéis los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengáis los pecados, éstos les son retenidos.”
Juan 20: 22-23

La Iglesia de Jesucristo en la Tierra, todos como grupo, no solo los líderes, tienen el derecho, a través de la autoridad de Jesús, de anunciar el perdón oficial de pecados, a todos aquellos que escuchan el Evangelio, se arrepienten, confiesan su pecado antes Dios y la congregación, y acepten a Jesús como su Señor y Salvador. 
Del mismo modo, también tiene la autoridad en el Nombre de Cristo, para responsabilizar a alguien y tenerlo en culpa, que se niege a arrepentirse o se aferre a una herejía.

En la historia, esta autoridad se ha expresado tradicionalmente a través de Absolución y Excomunión respectivamente y  ha sido controlada por el Presbiterio. Sin embargo, aunque en la práctica pueda ser así, teológicamente, es una autoridad que Jesús le dio a toda la Iglesia, ordenada y no ordenada, para pronunciar el perdón de los pecados, oficialmente a todos aquellos que JESÚS ya ha perdonado, y para anunciar la culpa y retener el pecado, a todos aquellos que se niegan a aceptar su culpa o persisten en profesar una herejía. Además, es importante notar que el apóstol Tomás no estuvo presente en esa ocasión 
(Juan 20:24).

SOBRE LA FE

La historia también menciona que el apóstol Tomás, que no estaba allí cuando nuestro Señor apareció resucitado, se negó a creer que otros habían visto al Señor vivo nuevamente. Ocho días después, Jesús apareció y le concedió a Tomás el deseo de confirmar esta realidad tocando su cuerpo y heridas.

Thomas estaba abrumado y no llegó a tocar al Señor, pero humildemente declaró: 

"Mi Señor y mi Dios".
Jesús perdonó su incredulidad, pero también dijo: "BIENAVENTURADOS LOS QUE NO VIERON Y CREYERON". (Juan 20:29).

Se registra que Thomas dice "Ὁ Κύριός μου καὶ ὁ Θεός μου". "Señor mío, Dios mío".

Tomando este pasaje en contexto, el hecho de que Tomas estaba hablando con Jesús, justo después que El le invitara a confirmar su fe en Él, tocandolo; solo puede significar que la exclamación de Tomas se refería a Jesús, y que no era una doble exclamación, llamando "Señor" a Jesús y "Dios" al Padre; sino seria una exclamación donde Tomás reconocia el señorío y la divinidad de Jesús al mismo tiempo.

SUFICIENCIA DE LA ESCRITURA

La última lección de la lectura tiene que ver con la suficiencia del NT como fuente de todas las cosas necesarias para la salvación.

El autor del evangelio declara abiertamente que Jesús hizo muchos milagros que no están escritos en este registro (Juan 20: 30-31), y en el próximo capítulo dice que "si todos estuvieran escritos, el mundo entero no podría sostener los libros escritos sobre ellos ”(Juan 21:25).

La palabra traducida como "hizo" proviene del griego ποιέω, que significa "construir, manufacturar, fabricar", lo que indica una realidad física que surge como consecuencia de una acción física deliberada.

Esto es importante porque en ese caso, Juan se estaria refiendo solo a las acciones, y no a las palabras de Jesus, es decir, toda enseñanza que el Señor transmitió oralmente, fueron escritas, incluso cuando no todas sus acciones y milagros lo fueron.

Además, el autor también dice que estos fueron escritos para que el lector pueda "creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que al creer puedas tener vida en su nombre". (Juan 20:31)

En otras palabras, Juan declara que cualquier cosa que esté escrita en el libro, está ahí para confirmar nuestra creencia en Jesús como el Mesías prometido e Hijo de Dios, lo cual seria suficiente para salvarnos.

Ya que la salvación es la meta de toda la obra de Jesús; esta declaración establece claramente que el libro contiene todas las cosas necesarias para llevarnos a esta salvación que Jesús pretende para todos los humanos. Cualquier otro requisito fuera de los escritos en los evangelios, y en general, en los escritos apostólicos, no deben considerarse necesarios para la salvación, y si se nos presentan de esa manera, saber que estamos ante una herejía.

Omar Flores.

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