UNA REFLECCION ACERCA DE LA PASCUA


La celebración de la crucifixión y resurrección de Jesús no es estrictamente una ceremonia prescrita en la Biblia como mandato. Lo más cercano a ello segun las enseñanzas de Jesus, es la  celebración del memorial de la Santa Cena 
(Lucas 22: 19-20; 1 Corintios 11: 24-26).

Sin embargo, es la primera celebración establecida por la Iglesia que los cristianos han mantenido desde el siglo II (1).

Los cristianos, abrumados por la grandeza de la gracia de Dios derramada sobre la humanidad, y especialmente sobre ellos mismos, optaron por revivir el sufrimiento de nuestro Señor, su crucifixión y su gloriosa resurrección, tanto para honrarlo, como para transmitir a las generaciones futuras la realidad histórica de este evento, el más grande de la historia humana.

Sin embargo, esto ha sido motivo de muchas discrepancias que punto de unión entre cristianos.

Al principio, los cristianos celebraban la pasión de Jesús según el cálculo judío de la Pascua, comenzando en la noche del 14 al 15 de Nisan, independientemente del día de la semana en que cayera. De hecho, durante el siglo II, el obispo y mártir, Policarpo de Esmirna, tuvo un desacuerdo con el obispo romano Aniceto sobre esta práctica. Policarpo proclamó que había recibido esta costumbre y que la Iglesia en Asia menor siempre habia guardado la Pascua de acuerdo con la Pascua judía, mientras que Aniceto con las provincias romanas de Europa occidental mantuvo lo que luego se convertiría en la práctica establecida de un día fijo de la resurrección en un Domingo, que no siempre coincidia con el calendario lunar judío.

Un caso similar ocurrió más tarde entre el obispo romano Víctor y el obispo Polícrates de Éfeso, donde la Iglesia occidental tenía la intención de excomulgar a la Iglesia Oriental por seguir el 14 de Nisan. Felizmente, el obispo Ireneo de Lyon medió la paz entre las dos partes.

Estas diferencias se incrementaron más tarde, después de que el primer concilio de Nicea en el año 325 EC, intentó resolver este problema. Prohibió celebrar la Pascua siguiendo el calendario judío, demuestrando asi la independencia del cristianismo de sus raíces judías. Sin embargo, no especificó cómo se deberia calcular la celebración ni se dio una fecha fija.

Esto aumentó aún más, cuando el obispo romano Gregorio XIII, diseñó y proclamó su propio calendario como obligatorio para toda la iglesia occidental, terminando así con 1500 años del calendario cristiano universal, haciendo que la Pascua caiga en una fecha diferente de la fecha unánime aceptada del calendario juliano, el único que los cristianos habian conocido hasta entonces, el año 1582 EC, y que seguia en fuerza en la Iglesia Oriental.

Pero incluso hoy, muchos eruditos y cristianos en general, discuten e incluso están en grave desacuerdo sobre el día exacto en que Jesús entró a Jerusalén, cuando celebró la Última Cena, y exactamente cuándo fue crucificado y cuántos días fue enterrado antes de su resurrección.

Y para arrojar aún más leña al fuego, algunos hermanos marginales, consideran esta celebración como cualquier otra celebración "cristiana", una fiesta pagana, en contra de la voluntad de Dios, ya que no está ordenada en las Escrituras.

CUÁL ES EL PUNTO DE TODO ESTO?

Sin embargo, si nos dejamos involucrar en estas discusiones, ya hemos perdido por completo el propósito de la muerte de Jesús. Hemos colado el mosquito pero nos hemos tragado el camello.

La salvación que Jesús trajo a la humanidad no se basó en la observación de días o el seguimiento de calendarios (Colosenses 2:15-17).

Es cierto que ni Jesús ni los apóstoles proclamaron celebraciones específicas para ser mantenidas u obligatorias para los cristianos; porque la salvación no tuvo nada que ver con eso, sino con una conversión de corazón, a través de la fe en Jesús, en su persona y sus enseñanzas.
Jesús murió para pagar por los pecados de toda la humanidad, para que cualquiera que verdaderamente se arrepienta y lo acepte como Señor y Salvador, pueda ser perdonado y recibir el Espíritu Santo; y así, convertirse en un Hijo de Dios, con la promesa de la salvación eterna (Juan 3:16).

Esta regeneración ocurre porque Jesús sufrió y murió en la Cruz por nosotros, sin importar el día o la hora. Nuestra salvación se basa totalmente en nuestra Fe y Arrepentimiento basado en su expiación, y no en los días en que sucedió. Sin su muerte, la Pascua judía no significaría nada para nosotros.
Y es mas, Jesus resucito, sin importer que dia, o a que hora, o despues de cuantos dias; demostrando asi su poder de vencer todo en este mundo, incluso la muerte, garantizando la veracidad de su mensaje Salvador.

No permitamos que discusiónes de días o calendarios nos robe la atención del valor espiritual de la histórica muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, y en su lugar, acudamos a los pies de Jesús, donde sea que estemos, para pedirle perdón y rendir nuestras vidas a Él, para salvación.

“Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.”
Hechos 4:12.

(1) Melito de Sardis. "Homily on the Pascha" (180 EC)

Omar Flores.


Comments