LOS PECADOS PERSONALES EN LAS VIDAS DE LOS NO CREYENTES


 

EL PECADO PERSONAL EN LA VIDA DEL INCREDULO

Desde tiempos de la Reforma, el principio del pecado universal en la humanidad ha desplazado la idea de considerar el efecto de la pecaminosidad personal entre los inconversos.

Es posible que muchas veces hayamos escuchado que no tiene sentido advertir a las personas de sus pecados cotidianos si se encuentran en una condición innata de perdicion debido al pecado original, sino que solo deberiamos hablarles de Jesús y procurar su conversión.

Aunque es cierto que toda la raza humana viene al mundo en un estado legal de pecado, la Escritura tambien aclara que esta pecaminosisad innata que adquirimos al ser descendientes de Adán (Ro 5:12), se manifiesta a través de nuestros actos pecaminosos cotidianos, y por los cuales daremos cuenta en el dia del juicio:

“28 Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen; 29 estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad; son chismosos, 30 detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de lo malo, desobedientes a los padres, 31 sin entendimiento, indignos de confianza, sin amor, despiadados; 32 los cuales, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican.”

Romanos 1: 28-32 - Véase también Apocalipsis 20:12.

Este estatus legal puede limpiarse mediante la imputación de los méritos de Jesús si fallecemos antes de la edad de responsabilidad personal basados en el hecho de que Jesús pagó por todos los pecados de toda la humanidad (Ro 5: 8; 1Jn 2: 2; 1Ti 2: ​​6); pero en el momento en que cometimos pecado voluntariamente, esta culpa se agrega a nuestra condición natural caída, y es la razón por la que Pablo lista cada uno de los pecados que cometen los hombres y nos advierte que seran tomados en cuenta:

"Sabemos que el juicio de Dios con justicia recae sobre quienes practican tales cosas". (Romanos 2: 2).

Otra idea errónea que de alguna manera se ha infiltrado en la teología reformada, es que el castigo máximo será el mismo para todos, basado en el versículo que dice que 'si quebrantas un mandato, eres culpable de quebrantar todos' (Santiago 2: 10). Sin embargo, esto no habla de los tipos de castigo para los condenados, sino de que todo pecado cometido, por menor que sea, conlleva condenación eterna (Santiago 2: 11). Por esta razon el Señor Jesús deja claro de que todo aquel que pecare será castigado, pero el castigo variará según su culpa:

“47 Y aquel siervo que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco.”

 (Lucas 12: 47-48)

Aunque llevamos sobre nosotros las consecuencias del pecado de Adán  desde la concepción, Dios puede perdonar esto como lo hizo con muchos en el pasado (Lc 1:15; Jr 1: 5; Jue 13: 5), en virtud de la expiación de Cristo y nuestra falta de voluntad; pero esto se vuelve imposible una vez que un ser humano peca deliberadamente, lo que requerirá necesaria fe en Jesús y arrepentimiento.

La acumulación de actos pecaminosos en la vida de una persona afectará el tipo de castigo que esta recibirá en el infierno, a pesar de estar condenada junto con todos los incrédulos. Recibira un castigo equivalente a su culpa voluntaria. No será lo mismo para un hombre que murió en fornicación, que para un hombre que fue un asesino en serie. (Sal 62:12; Pr 24:12; Jr 17:10; Mt 16:27).

Finalmente, la práctica del pecado endurece el corazón humano, haciéndolo más resistente a la influencia del Espíritu Santo (Mt 13:15; Ro 2: 5; He 3:13; Jn 3: 19-20) y contamina nuestro planeta porque sus acciones son objetivamente malas (Is 24: 5; Nm 35:34; Jr 2: 7; Ho 4: 1-3; Ap 11:18).

ES VERDAD que los no creyentes, a menos que se conviertan, serán enviados al Lago de Fuego (Ap 20:15) y que tenemos la obligacion de predicarles de Jesús; pero tambien es cierto que al prevenirles de pecados especificos, incluso en su estado natural caido, estamos combatiendo el pecado en si, su corrupción global y el endurecimiento espiritual y deterioro físico que causa en aquellos que viven pecando.

Incluso si una persona no se convierte, al menos le habremos impedido recibir un castigo mayor en el Día del Juicio.

Omar Flores.

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