JESUS PREDICABA CON AUTORIDAD - MARCOS 1:21-28

 

JESUS ENSEÑA CON AUTORIDAD

21 Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. 22 Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23 Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, 24 diciendo:

¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.

25 Jesús lo reprendió, diciendo:

¡CÁLLATE, Y SAL DE ÉL!

26 Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.

27 Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.

28 Y enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.

MARCOS 1:21-28

COMENTARIO

Este evento tuvo lugar después de que nuestro Señor regresara de Judea a Galilea, después del arresto de Juan el Bautista (Mt 4:12) y después de que fuera expulsado de Nazaret (Lc 4:16, 31).

En Cafernaun, asistia a la sinagoga para adorar a Dios y predicar su Mensaje a los judíos, pero Jesús predicó de una manera diferente al que la gente nunca había escuchado antes. Predicó por su propia autoridad, como Hijo de Dios.

Al igual que sucede hoy en día, los maestros religiosos se remitian a las Escrituras, y también al Talmud, o Tradiciones, de la misma manera que lo hacen los líderes cristianos hoy. Son las Escrituras inspiradas por Dios y las interpretaciones tradicionales las que daban apoyo a todo lo que enseñaban, y sin ellas, su predicación era un discurso vacío, sin aprobacion divina.

Jesús habló de manera diferente. Jesús usó las Escrituras para probar su ministerio (Lc 4:21; 24:27; Jn 5:39); pero también interpretó las Escrituras Él mismo, sin referirse a la interpretación de los Ancianos ni a ninguna otra autoridad humana por encima de Él.

Explicó las Escrituras, como si El mismo las hubiera escrito, proclamando correctas interpretaciones (Lc 11, 42), diferentes puntos de vista (Mt 12: 3-7), e incluso abrogando algunas de ellas (Mt 19: 7-9), todo en su propia autoridad. Con esto, el Señor Jesús también estaba revelando su condición de Mesías, Hijo de Dios y el ser Dios mismo (Mc 2, 7).

Inmediatamente después, un endemoniado reaccionó ante la presencia de nuestro Señor entrando en pánico y quejándose, proclamó conocer a Jesús. Lo llamó el "Santo de Dios", es decir, el Mesías prometido.

Los demonios no conocían la divinidad de Jesús.

Satanás conocía a la Segunda Persona de la Trinidad (Gn 1: 26-27; 3:22) pero no sabía que el Logos era Jesús de Nazaret.

Satanas ignoraba su concepción virginal, y por eso tentó a Jesús a adorarlo (Mt 4: 9) y como jamas cedio, decidió matarlo (Lc 22:53). Pensó que Jesús que al matarlo, lo derrotaría. Pensó que podía hacer fracasar al Mesías. Ignoraba que estaba hablando con DIOS.

Inmediatamente, el Señor Jesús le dijo al demonio que se callara y sin ninguna fórmula mágica u oración, ordenó al demonio que dejara al hombre, e inmediatamente lo hizo, no pudiendo resistir la autoridad de Jesús (v.26).

Los judíos estaban asombrados por la manera en que nuestro Señor hablaba y por cómo tenía poder incluso sobre los demonios.

Finalmente habían conocido al Mesías prometido.

Omar Flores.

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