AMO TANTO DIOS AL MUNDO
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
18 El que cree en El no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo
de Dios.
19 Y este es el juicio:
Que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.
20 Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no
viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.
21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para
que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
JUAN 3:16-21
COMENTARIO
Esta historia sucedió cuando el Señor Jesús se enfrentó a
un piadoso judío llamado Nicodemo, quien le explicó la necesidad de "nacer
de nuevo".
Jesús le explicó a Nicodemo que la razón por la que se
había encarnado, porque habla abiertamente de su preexistencia (Jn 3:13), no
era para condenar al mundo, todavía no, sino para darle al mundo una
oportunidad de salvación. Y la salvación de la manera más fácil posible, a
través de la fe en su Nombre.
El Señor Jesús dijo claramente que a través de la fe en
Él, es decir, aceptarlo en sumisión de quién era Él, el Hijo redentor del Señor
Dios YHWH, todo hombre podría obtener el perdón de los pecados y la
consiguiente salvación que esperaban. Pero también, que todo aquel que no creyera
en él y no se sometiera a en obediencia, se perderiá sin esperanza.
Es importante notar aquí, que todo el punto para
determinar la salvación y condenación del hombre en este pasaje, no es su
conducta, incluso cuando esto está íntimamente relacionado con esto (Jn 3:
19-20), sino en la aceptación sumisa. del reinado de Jesús. Esto está
determinado por la consecuencia lógica de que solo el conocimiento mental de Él
no es a lo que Jesús se estaba refiriendo. No solo el admitir o saber que Jesús
era quien decía ser, y dejarlo así. Incluso los demonios lo saben, y todavía
son perseverantes en su rebelión y enemistad hacia Dios. La Fe de la que
hablaba Jesús conlleva una sumisión implícita de obediencia. Darnos cuenta de
quién es Él, el Hijo de Dios Todopoderoso, debería llevarnos a rendir nuestra
voluntad a Él como Señor. Y por lo tanto, rechazar a su Señoría, que
normalmente proviene de ignorar quién es Él en realidad, o simplemente por una
actitud rebelde, traeria una condena automática.
Jesús dice también que quien no acepta su señorío, es
porque está atrapado en la pecaminosidad. Esta condición de esclavitud es lo
que les impide aceptar el señorío de Jesús. Aman más la pecaminosidad que el
amor de Dios y, por lo tanto, son condenados por su propia elección, no por la
decisión de Dios. Pero quien escucha y termina sometiéndose a Jesús, es porque
ama la santidad y la justicia, y al venir a Jesús, recibe la salvación.
En ambos casos, la conducta determina nuestra decisión de
someternos o no someternos a Jesús como Señor. Esto establece claramente el
poder que tienen los seres humanos para cambiar y que tienen la libertad de
elegir. Pero no son estas acciones las que los salvan, sino lo que los lleva a
Jesús, quien es el que determina su salvación.
La salvación se basa únicamente en la persona de Jesús y
su obra redentora, porque solo Jesús, como persona divina, podría tomar nuestro
lugar y sufrir el castigo por nuestros pecados, y asi podamos ser perdonados y
comenzar de nuevo en sumisión y gratitud a Dios. por esta maravillosa obra
redentora.
Y el hecho de que una persona sea condenada simplemente
por rechazarlo, es una prueba de que la salvación para la humanidad es
imposible de alcanzar por nuestros propios esfuerzos.
Es solo Jesús, a través de nuestra fe, arrepentimiento y
sumisión, quien puede realizar la salvación de toda la humanidad. Nada más
puede hacerlo.
Omar Flores.
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