CASTIGA DIOS A LOS PECADORES HOY?

 

¿CASTIGA DIOS A LOS PECADORES HOY?

Es una pregunta que viene a la mente de muchos cristianos, y que se responde de diferentes formas.

Algunos piensan que Dios no castiga, no solo porque va en contra de su perfecta naturaleza amorosa, sino también porque ahora vivimos bajo la alianza de la Gracia (Juan 1:17; Romanos 6:14); en otras palabras, Dios está obligado a soportar el pecado humano con paciencia hasta que llegue el momento del Juicio.

Otros piensan lo contrario. Consideran que Dios sí castiga a las personas en la Tierra que son obstinadas en su práctica del pecado, ya que Él es todopoderoso y puede decidir cuándo castigar y cuándo ser indulgente.

LA NATURALEZA PERFECTA DE DIOS

En primer lugar, debemos comprender la naturaleza de Dios.

Dios es la máxima perfección en el universo. Cualquier otro tipo de belleza y armonía, son un reflejo de la eterna belleza y armonía de Dios, y así con todas las demás virtudes, y una de ellas, es la Justicia.

Como Justicia Suprema, Dios no puede permitir la existencia del mal y la imperfección. Su perfecto sentido de Justicia, la cual es parte de su naturaleza divina, no puede permitir el mal y automáticamente lo rechaza y destruye. De esta manera, Dios podría llamar a todos a rendir cuenta y dictar sentencia en cualquier momento. Pero Dios también es la fuente suprema de amor. Y es necesario establecer un equilibrio entre estas dos facultades.

En su Amor y Sabiduría infinita, Dios puede posponer su Juicio, y por consiguiente, todas las sentencias, recompensas y castigos, para una fecha posterior.  Ya que Él es eterno, no hay compromise moral, ya que el tiempo lineal no afecta a nuestro Creador.

Impulsado por este amor perfecto, Dios vio apropiado crearnos como Él mismo, a su "semejanza e imagen"; es decir, con facultades similares y apariencia física similar a la suya (Génesis 1: 26-27); y también envió parte de sí mismo, en la persona de Jesús de Nazaret, para pagar por nuestra culpa, para que pudiéramos ser liberados de nuestro justo castigo en el Día del Juicio (2Corintios 5:21; Colosenses 2:14),  aceptando su oferta de fe y arrepentimiento (Marcos 1:15).

Dios pospone el castigo inevitable a los pecadores, con la esperanza de que se arrepientan y acudan a Jesús para obtener la absolución de sus culpas, y así, ser hallados limpios y libres de su Justicia punitiva

( 2 Pedro 3: 9).

EL TIEMPO DE GRACIA

Dado que la paciencia de Dios se hace evidente en la expiación de Jesús, esperando el arrepentimiento del mundo entero; es que el castigo divino se aplaza hasta que muramos o se acabe el tiempo en la Tierra y seamos llamados al Gran Juicio; el cual vendrá inevitablemente, y será terrible cuando lo haga

(Joel 2:11).

Este tiempo de espera divina, sin embargo, no anula la Justicia de Dios. Los castigos y las recompensas vendrán, cuando el último hombre en nacer tome la decisión de aceptar o rechazar la expiación de Jesús.

Incluso en este tiempo de favor, el lado punitivo de Dios arde activamente, siempre esperando, ya sea para glorificar a los santos o para destruir a los impíos. Pero espera, pacientemente, el tiempo señalado (Mateo 25:30).

DIOS CASTIGA HOY

Otro aspecto igualmente importante de este problema es reconocer que inmediatamente después de la muerte, el destino de una persona está sellado para siempre.

Independientemente de cuándo pueda suceder la resurrección y cuándo pueda tener lugar el Juicio Final, nuestro destino, ya sea para salvación o perdición, se decide cuando terminemos nuestra vida en la Tierra. Mientras las almas de los vivos esperan en el Hades o Gloria la resurrección (Lucas 16: 22-23; Apocalipsis 6; 9-11), estos ya no pueden cambiar su destino final después de la muerte.

Dado que la Biblia enseña que toda persona nace y muere de acuerdo por una decisión prescrita por Dios (Lucas 12:25; Hechos 17:26), queda claro que la paciencia de Dios depende solo de su propia decisión y razones, lo cual hace que el tiempo varie de persona a persona. De hecho, solo Dios tiene el poder de decidir si sufrirá durante mucho tiempo o poco, la pecaminosidad de cada individuo; y así, dictar sentencia en cualquier momento, llamándonos en cuenta por su propia decisión.

Cuando eso sucede durante nuestra vida en la Tierra, lo llamamos castigo, como les sucedió a Ananías y Safira, cuando la muerte les sobrevino inesperadamente, después de que mintieron a Pedro sobre la venta de su propiedad (Hechos 5: 1-10), con Herodes, cuando Dios le envió una enfermedad infecciosa (Hechos 12:23), o cuando Dios quitó la vida de aquellos que participaron de la Santa Cena en abierta pecaminosidad (1Corintios 11:30). En todos estos casos, el tiempo de "Gracia" terminó repentinamente para estas personas, y se dictó una sentencia rápida para ellos, que tuvo lugar de inmediato. En todos estos casos, se entiende que Dios castigó a estos individuos, y en sus casos, se puso fin a su tiempo de Gracia.

Esto, sin embargo, no debe confundirse con las desgracias que automáticamente vienen sobre aquellos que practican el pecado. Toda acción pecaminosa, atrae algún tipo de efecto negativo, razón por la cual están prohibidas. Estos efectos negativos son automáticos y no son un "castigo" de Dios como tal. Vienen como consecuencia directa y automática del mal que comete la gente. Ese es el caso de las enfermedades venéreas que adquieren las personas sexualmente promiscuas (Romanos 1:27), y las distorsiones físicas que sufren los bebés debido a los hábitos intoxicantes de sus padres.

Una tercera categoría es la disciplina.

Muchas veces, Dios permite que algo temporalmente malo les suceda a sus hijos y favoritos, para traerlos de vuelta al arrepentimiento o la reflexión, salvándolos así de la condenación. Por esta razón, la Biblia nos dice que a todos aquellos a quienes Dios ama, Dios disciplina (Proverbios 3:12; Hebreos 12: 6; Apocalipsis 3:19).

CONCLUSIÓN

Como regla general, la paciencia divina prevalence mientras la dispensación cristiana está activa, esperando con paciencia, a que la gente se arrepienta.

Sin embargo, en ciertas ocasiones, Dios decide poner fin a esta espera y envía un juicio terrible sobre todos aquellos que persisten en su pecaminosidad y están más allá del arrepentimiento.

Omar Flores.

Comments