LA PRIMERA
APARICION DE JESUS
36 Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús
se puso en medio de ellos, y les dijo: PAZ A VOSOTROS.
37 Pero ellos,
aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu.
38 Y El les dijo: ¿POR
QUÉ ESTÁIS TURBADOS, Y POR QUÉ SURGEN DUDAS EN VUESTRO CORAZÓN? 39 MIRAD MIS
MANOS Y MIS PIES, QUE SOY YO MISMO; PALPADME Y VED, PORQUE UN ESPÍRITU NO TIENE
CARNE NI HUESOS COMO VEIS QUE YO TENGO.
40 Y cuando dijo
esto, les mostró las manos y los pies.
41 Como ellos todavía
no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿TENÉIS
AQUÍ ALGO DE COMER? 42 Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado.
43 Y El lo tomó y comió delante de ellos.
44 Y les dijo: ESTO
ES LO QUE YO OS DECÍA CUANDO TODAVÍA ESTABA CON VOSOTROS: QUE ERA NECESARIO QUE
SE CUMPLIERA TODO LO QUE SOBRE MÍ ESTÁ ESCRITO EN LA LEY DE MOISÉS, EN LOS
PROFETAS Y EN LOS SALMOS.
45 Entonces les abrió
la mente para que comprendieran las Escrituras, 46 y les dijo: ASÍ ESTÁ
ESCRITO, QUE EL CRISTO PADECIERA Y RESUCITARA DE ENTRE LOS MUERTOS AL TERCER
DÍA; 47 Y QUE EN SU NOMBRE SE PREDICARA EL ARREPENTIMIENTO PARA EL PERDÓN DE
LOS PECADOS A TODAS LAS NACIONES, COMENZANDO DESDE JERUSALÉN.
48 VOSOTROS SOIS
TESTIGOS DE ESTAS COSAS. 49 Y HE AQUÍ, YO ENVIARÉ SOBRE VOSOTROS LA PROMESA DE
MI PADRE; PERO VOSOTROS, PERMANECED EN LA CIUDAD HASTA QUE SEÁIS INVESTIDOS CON
PODER DE LO ALTO.
LUCAS 24:36-49
COMENTARIO
Esta narración es la
versión de Lucas de la primera aparición de nuestro Señor a los diez apóstoles
y otros discípulos en el aposento alto, también mencionados en otros evangelios
(Marcos 16: 14-18; Juan 20: 19-23).
El Señor Jesús se
apareció a más que solo a los 10 Apóstoles (Judas Iscariote estaba muerto y
Tomás no estaba presente en esta ocasión - Juan 20:24), se apareció a un grupo
de discípulos residentes en Jerusalén, todos junto con los Apóstoles, bajo
puertas, por temor a los judíos (Juan 20:19).
Se presentó
físicamente, no solo espiritualmente. Tranquilizo a sus discipulos, ya que
traspasó las puertas cerradas y los muros del lugar (Juan 20:19; Lucas 24:37),
por lo que tuvieron la impresión de que se trataba de una aparición fantasmal.
El Señor Jesús tuvo que mostrar su cuerpo, las marcas de los clavos en sus
manos y pies, e incluso comer, para demostrar no solo que estaba vivo, sino
también que había resucitado físicamente. Esto es contra las herejías que
sostienen que Jesús era solo un espíritu en ese momento, y que su cuerpo y su
comida eran una ilusión proporcionada a los discípulos.
Jesús abrió a través
de su propio poder divino, la facultad de comprender las Escrituras, a los
hombres, mujeres y niños allí presentes. De la misma manera, el Espíritu Santo
nos guía al conocimiento y discernimiento de la Escritura y la Voluntad de Dios
hoy. Y el Señor Jesús dijo otra cosa muy importante.
Encargó a sus
discípulos, a todos ellos, no solo a los 10 Apóstoles, a anunciar
"Arrepentimiento para perdón de pecados".
Para arrepentirse,
primero es necesario tener conocimiento y aceptación de culpa, que a su vez,
nace de nuestra fe en Dios, quien brinda la guía de lo que está bien y lo que
está mal.
Tener conocimiento de
Dios y hacer su Voluntad, implica una Fe preexistente y sumisión a su
autoridad, que a su vez, nos mueve al arrepentimiento y al subsiguiente perdón
de pecados.
Es importante notar
esto, en contra de la idea errónea de que solo la fe, sin arrepentimiento, es
necesaria para el perdón y la salvación.
El arrepentimiento
significa reconocer nuestra pecaminosidad, y esto es imposible de lograr sin
fe, pero es en el momento del arrepentimiento, cuando recibimos el perdón
prometido por el Señor Jesús. Esto es lo que nos diferencia de los demonios y
otros pecadores "creyentes", y de lo que habla Santiago en su epístola
(Santiago 2:17, 19).
Finalmente, el Señor
Jesús insiste que sus discípulos esperen la venida del Espíritu Santo, para que
sean constituidos Hijos de Dios, Iglesia de Cristo, Real Sacerdocio, y con esta
autoridad en ellos, sean dotados de poder divino. Poder que reside en todos los
verdaderos creyentes en virtud de la semilla divina plantada en nuestras
personas por Dios, el Espíritu Santo.
Omar Flores.
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