JESUS CALMA LA TORMENTA
35 Ese día, caída ya
la tarde, les dijo:
Pasemos al otro lado.
36 Despidiendo a la
multitud, le llevaron con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas
con El. 37 Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre
la barca de tal manera que ya se anegaba la barca.
38 El estaba en la
popa, durmiendo sobre un cabezal; entonces le despertaron y le dijeron:
Maestro, ¿no te
importa que perezcamos?
39 Y levantándose,
reprendió al viento, y dijo al mar:
¡Cálmate, sosiégate!
Y el viento cesó, y
sobrevino una gran calma.
40 Entonces les dijo:
¿Por qué estáis
amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Y se llenaron de
gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste que aun el viento y
el mar le obedecen?
MARCOS 4:35-41
COMENTARIO
Los Apóstoles habían
visto a Jesús curar a muchos enfermos, incluso muchas consideradas enfermedades incurables;
pero incluso entonces, los magos tenían fama de hacer esto, y muchas personas
de Dios habían hecho cosas similares (1 Reyes 13: 4; 2 Reyes 4: 2-7; 2 Crónicas
26: 16-21). En los tiempos de Jesús, esto lo confirmó como un "Hombre de
Dios", como un profeta ungido del Señor YHWH, pero nada más especial que
eso. De hecho, no necesariamente el prometido Mesías.
Todos estos milagros
no fueron tan espectaculares como los milagros que hizo Moisés, interviniendo
con la naturaleza, cuando dividió el mar Rojo y envió las 10 plagas sobre
Egipto, por el poder de Dios.
La naturaleza privada
de los milagros personales que Jesús hizo, confirmó su condición de Profeta de
Dios, pero no tenían la medida de los milagros de Moisés, que eran abiertos y
de gloria manifestada para que cualquiera los viera en la naturaleza misma.
Sin embargo, esta
vez, Jesús demostró ser algo más grande que Moisés, el más santo de los
profetas, hoy honrado en todas las religiones abrahámicas. Él alteró la
naturaleza para su propio beneficio, y sin una oración previa e invocación del
Santo Nombre de Dios. Se despertó de un sueño profundo e inmediatamente ordenó,
en su propio Nombre, al viento y al mar que detuvieran su desorden, y de
inmediato obedecieron.
Ese día, Jesús
demostró su divinidad a sus discípulos, no porque detuviera los elementos, lo
que cualquier hombre de Dios podría hacer, si esa era la voluntad de Dios y oración
previa; sino porque lo hizo inmediatamente y bajo su propio Nombre.
Esa es la razón por
la que sus doce apóstoles, dijeron:
"¿QUIÉN ES ESTE
HOMBRE, QUE INCLUSO EL UNIVERSO LE OBEDECE?"
Omar Flores.
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