JESUS SANA
A UN SORDO-MUDO
31 Volviendo a
salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y llegó al mar de Galilea,
atravesando la región de Decápolis.
32 Y le trajeron
a uno que era sordo y que hablaba con dificultad, y le rogaron que pusiera la
mano sobre él.
33 Entonces
Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los
oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con la saliva; 34 y levantando los ojos
al cielo, suspiró profundamente y le dijo: ¡Effatá!, esto es: ¡Abrete! 35 Y al
instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y
hablaba con claridad.
36 Y Jesús les
ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más
ellos lo proclamaban.
37 Y se
asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos
hace oír y a los mudos hablar.
MARCOS
7:31-37
COMENTARIO
Nuestro Señor
acababa de regresar de visitar a los judíos en la diáspora fuera de Judá.
Regresó de las regiones paganas del sur del Líbano, donde mientras visitaba a
los judíos que se establecieron allí, curó también a los árabes y fenicios que
vivían allí (Marcos 7: 24-29).
Continuó su
ministerio volviendo a las costas orientales de Galilea, también en la frontera
de la zona controlada en gran parte por la autonomía romana, donde abundaban
árabes, griegos y asirios, junto con judíos.
Mientras
predicaba en estas áreas, en una ocasión estas personas trajeron a la atención
del Señor a un hombre que era sordomudo, para que sea sanado, pero quien no
parecía estar muy seguro del poder de Jesús, o al menos algunos de ellos
presentes.
En esta ocasión,
el mismo Jesús que había liberado a la hija de la mujer fenicia de posesión
demoníaca con su simple deseo y desde la distancia; ahora utiliza medios
físicos visibles para lograr este milagro.
Metió los dedos
en los oídos del hombre y tocó con su propia santa saliva la lengua del
sordomudo; y al ordenar "ABRETE”, el hombre recuperó la audición y el
habla en un instante.
Jesús usó estas
acciones, no porque lo necesitara, sino por su misericordia.
Creó una
asociación visible entre su poder personal y la curación de la enfermedad;
confirmando así su autoridad frente a muchos que no estaban seguros de él, o
que no lo habían conocido antes, especialmente en esta área, muy influenciada
por el razonamiento griego.
Jesús logró su
propósito, y aun cuando pidió discreción a las personas que allí habían estado
presentes, quedaron tan asombrados que no dejaron de proclamar su gloria y
mensaje a dondequiera que fueran.
De esta manera, nuestro
Señor trajo la salvación a muchos judíos y paganos inconversos, desde el otro
lado del Jordán.
Omar Flores.
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