EL MAS
GRANDE MANDAMIENTO
Cuando uno de
los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había
contestado bien, le preguntó: Cuál mandamiento es el más importante de todos?
29 Jesús
respondió: El más importante es: ``ESCUCHA, ISRAEL; EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL
SEÑOR UNO ES; 30 Y AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU
ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA.
31 El segundo es
éste: ``AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
No hay otro
mandamiento mayor que éstos.
32 Y el escriba
le dijo: Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que EL ES UNO, Y NO HAY OTRO
ADEMAS DE EL; 33 Y QUE AMARLE CON TODO EL CORAZON Y CON TODO EL ENTENDIMIENTO Y
CON TODAS LAS FUERZAS, Y AMAR AL PROJIMO COMO A UNO MISMO, es más que todos los
holocaustos y los sacrificios.
34 Viendo Jesús
que él había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios.
Y después de
eso, nadie se aventuraba a hacerle más preguntas.
MARCOS
12:28-34
COMENTARIO
Ese día, un
Escriba, un hombre que dedicaba su vida a copiar el Tanaj a mano, una y otra
vez, y que como consecuencia tenia una profunda paciencia, devoción y
conocimiento de la Torá, habiendo sido testigo del conocimiento del Señor Jesús
y su profunda sabiduría, vino a hacerle una pregunta filosófica más que
teológica:
"¿Qué
mandamiento es el mayor"?
Esa fue una
pregunta simple, una sola pregunta. ¿Cuál de los 613 preceptos que Moisés dejó
en la Torá era el más importante?
Pero aun siendo
una pregunta simple, no tenia una respuesta fácil.
Todos los
mandamientos de la Torá eran obligatorios y todos tenían sanción divina. Todos
ellos eran igualmente importantes. El problema era poder analizar y seleccionar
uno de ellos, que se suponía, seria el más importante de todos.
Esto podria ser tal
vez porque tratara sobre la relación Dios-Hombre, de donde partían todos los
demás mandamientos.
Jesús respondió
la pregunta honesta del Escriba, y dijo que:
“El Señor, tu
DIOS es UNO; y amarás a Dios con todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y
todas tus per fuerzas "
Cito
Deuteronomio 6: 4-5; diciendo que ese era el "más importante" de
todos los mandamientos.
Debemos notar
que ni el Señor Jesús ni el Escriba citaron el mandamiento de la Torá
textualmente.
Jesús agrega el
término "Διανοίας" (Mente), a los términos usados en
Deuteronomio: "Corazón, Alma y Fuerza".
Sin embargo, el
Escriba citó Deuteronomio 6: 4-5, pero no como se expresa textualmente en la
Torá. Intercambió la palabra "Διανοίας" (Mente), por
"Συνέσεως" (Intelecto), pero aún así, con tres facultades similares
en lugar de las cuatro como dijo Jesús. Pero ninguno de ellos cita textualmente
Deuteronomio 6: 5; ni en la versión hebrea original, ni en la versión de los
Setenta, el cual manda a amar a Dios “con toda tu mente, alma y fuerzas”.
Esto es prueba
que las traducciones no importan a Dios, independientemente del celo que tenían
los escribas por copiar la Torá palabra por palabra.
La parte
importante de las Escrituras es el mensaje, no la traducción.
DIOS es Espíritu
y habla en conceptos. Por eso habla a través del simbolismo, parábolas y
ejemplos, para transmitir conceptos, no palabras.
Por supuesto,
Dios también usa palabras, pero detrás del significado obvio de las palabras,
está el mensaje o concepto a transmitir. En este caso, las palabras varían.
Tenemos las palabras de Jesús, el Escriba y el texto, y no concuerdan entre si,
pero el significado es el mismo en todas sus formas:
"DIOS ES
UNO, y debemos amarlo con todas nuestras facultades al maximo".
Ese era el
mensaje, de cualquier forma que se expresara. En esta ocasión, de tres formas
distintas.
Los Escribas y
Copistas, cuidaban las palabras que usaban, porque temían que el significado
cambiara si copiaban mal una palabra. Pero no era el valor de la palabra en sí
lo importante, a pesar de que ellos mismos cayeron en el legalismo más tarde en
la historia; sino el Mensaje a comunicar.
PERO JESÚS no se
detuvo allí.
También agregó
otro mandamiento, Levítico 19:18, que ordena a todos “Amar a su prójimo como a si
mismos”.
Con esto,
nuestro Señor JESÚS quiso dejar claro el punto que capturó el Escriba: Que esos
dos mandamientos, encerraban el propósito de toda la Torá.
Todas las Leyes
que DIOS le dio a Moisés para Israel, también fueron dadas en principio a toda
la raza humana, ya que éramos nosotros, la humanidad, a quienes Dios quiso
redimir y mostrarles el camino recto.
Todos estos
mandamientos nacien de los dos principios eternos que dieron origen a toda la
Ley mosaica. Nuestro amor por Dios y el amor por nuestro prójimo.
PERO debemos
entender que el Señor JESÚS dijo que estos eran los dos mandamientos
principales, pero no los únicos.
Agustín de
Hipona, dijo “Ama y haz lo que quieras”.
Pero esto podría
llevarnos por el camino equivocado.
Por
"amar" sin más orientación, los hombres han cometido fornicación con
las mujeres que aman. Cometen adulterio, divorcios, homicidios, abandono de
niños, genocidios, guerras y otros actos malvados. ¿Por qué? Porque aman a una
mujer, a otra pareja que no sea la suya, aman a alguien más que a sus propios
hijos, o reclaman venganza por seres queridos maltratados, o incluso por el
honor del país que aman.
Necesitamos algo
más que "amor" para actuar correctamente. Necesitamos la guía expresa
de Dios.
Jesús nunca dijo
que reconocer a Dios como Supremo y amarnos unos a otros era todo lo que
necesitábamos. Simplemente dijo que estos eran los principales mandamientos,
pero jamas los únicos.
El amor y la
sumisión dadas a DIOS como Entidad Suprema, y el
amor mutuo, son la base de toda nuestra existencia. Debemos adorar y vivir bajo
nuestro Creador una vida de amor por otras personas.
PERO, parte de
amar a Dios es hacer su voluntad, y parte de amarnos los unos a los otros, es hacer
la voluntad de Dios de la manera que Él quiere.
Sin mayor
explicación, el Escriba acepto la sabiduría del Señor, y asi dejó evidente que
era una persona justa, por lo que Jesús le dijo que no estaba "lejos del
reino de Dios".
Todo lo que este
judío justo necesitaba hacer ahora era aceptar a Jesús como su Mesías, Señor y
Salvador, y de esta manera ‘entrar en el Reino de Dios’.
Omar Flores.
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