LA PETICION DE JUAN Y SANTIAGO


 


JUAN Y SANTIAGO PIDEN LOS PRIMEROS LUGARES

35 Y se le acercaron Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.

36 Y El les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?

37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

38 Pero Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado?

39 Y ellos le dijeron: Podemos.

Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado,

40 pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado.

41 Al oír esto, los diez comenzaron a indignarse contra Jacobo y Juan.

42 Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.

43 Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor, 44 y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos.

45 Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

MARCOS 10:35-42

COMENTARIO

Había llegado el momento de que nuestro Señor Jesús ofreciera su vida en sacrificio por nosotros. Caminaban de regreso a Jerusalén por última vez, y Jesús lo sabía.

(Marcos 10: 33-34).

De repente, Juan y su hermano Santiago se acercaron a Jesus y le pidieron que les permitiera sentarse junto a El en el Paraíso, uno a su derecha y otro a su izquierda.

Quienquiera que se sentara al lado de un rey, disfrutaba de la posición más alta en cualquier reino. Esta vez, estos dos apóstoles, que luego se conocerían como "los pilares de la Iglesia" (Gálatas 2: 9), junto con Pedro, movidos por la ambición, solicitaron estas posiciones a Jesús; sin siquiera prestar atención al supuesto lugar que tenía Pedro entre ellos. Esto prueba que Pedro no tenía ningun "primer lugar" a los ojos de los discípulos, sino que era solo otro más de los doce.

La tradición dice que este Juan es conocido como el "discípulo amado", el autor del "Evangelio según Juan" (Juan 21: 20-24). En realidad, no sabemos con certeza si fue Juan el hijo de Zebedeo, el hermano de Santiago, este discípulo a quien Jesús amaba, pero hay una alta probabilidad de que fuera él. Si este es el caso, es posible que haya actuado movido por la instigación de su madre, basado en sus estrechos lazos con nuestro Señor (Mateo 20:20), totalmente seguro de que su solicitud sería concedida sin pensarlo dos veces.

Sin embargo, Jesús les preguntó si habian considerado el alto costo de tal solicitud.

Cuando nuestro Señor les preguntó si podían "beber" lo que Él estaba bebiendo y "bautizarse" con el mismo bautismo que Él, nuestro Señor les preguntaba, en otras palabras, si estaban dispuestos a sufrir el martirio por Su Nombre, asi como El lo sufria por nosotros.

Sin perder tiempo, dijeron "Sí"; pero luego nuestro Señor les aseguró que ciertamente sufrirán el martirio en Su Nombre; y esto les sonó como una sentencia de muerte, así como una profecía de la glorificación que les esperaba.

Jesús aclaró que otorgar esos puestos no dependía de Él, sino del Padre Supremo del Cielo, nuestro Señor DIOS YHWH, Padre de nuestro Señor. Esto denota claramente la predestinación de nuestras vidas, que no podemos alterar.

PERO a pesar de que deben haber sido predestinados a ello después de todo (Gálatas 2: 9), nuestro Señor explicó que la asignación de posiciones de honor en el Reino de Dios, era algo diferente a lo que conocían en la Tierra.

En el Reino de Dios, los lugares de honor implican el tipo de amor y abnegación que Jesús demostró al morir en la cruz por nosotros. La honra se otorgará en función de nuestra semejanza con Cristo, y en este caso, consiste en entregarnos por el bien de nuestros hermanos, tanto, que incluso en esta vida, el primero entre todos, será el servidor de todos.

Como lo hizo Jesús, cuando siendo DIOS, se hizo humano y se sometió al dolor, al sufrimiento y a la muerte, para salvarnos.

Vino para servir, no para ser servido, y nos amó tanto, que dio su vida, para que todos aquellos que se arrepientan y se rindan a Él, basados ​​en su sacrificio vicario, puedan alcanzar la salvación.

Omar Flores.

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