13 Entonces
Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por
él. 14 Pero Juan trató de impedírselo, diciendo:
“Yo
necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”
15 Y
respondiendo Jesús, le dijo:
“Permítelo
ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia.”
Entonces Juan se
lo permitió.
16 Después de
ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se
abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía
sobre El.
17 Y he aquí, se
oyó una voz de los cielos que decía:
“ESTE ES MI HIJO AMADO EN QUIEN ME HE
COMPLACIDO.”
MATEO
3:13-17
COMENTARIO
Cuando llegó el
momento de que el Señor Jesús comenzara su ministerio público, recorrió todo el
camino desde Nazaret, en la parte noroeste de Israel, hasta la parte oriental
del río Jordán, cerca de Jerusalén, en Judea, cerca de Betania (Juan 1:28;
Mateo 3:13) para ser bautizado por Juan.
Juan, su
pariente, sabiendo bien quién era, se negó en un principio a bautizarlo,
pidiendo en cambio que Jesús lo bautizara a el (Mateo 3:14), pero nuestro
Señor, sabiendo también muy bien quién era El mismo y lo que estaba haciendo, le
dijo a Juan: “Permitelo ahora”.
Jesús fue a Juan
para reconocerlo como profeta y darle validez a su ministerio.
¿Qué hubiera
pasado si el ministerio de Juan fuera anunciar la venida del Mesías y el Mesías
mismo lo hubiera ignorado?
Al dar validez
al ministerio de Juan, Jesús aprobó todas las advertencias y anuncios que el
Bautista hizo sobre Él. Y también, redimió a todos los que habían recibido el
bautismo de arrepentimiento de Juan, porque todos aquellos pecadores que
contaminaron las aguas limpias del Jordán con sus pecados, ahora estaban siendo
limpiados nuevamente por la santidad perfecta de Jesús cuando descendió a las
aguas, sin tener que hacerlo para el perdón de los pecados de Si mismo.
Con su santidad
e intención, Jesús limpió a todos los que habían recibido el bautismo de Juan.
PERO esto no fue
todo.
Cuando Jesús
subió de las aguas, de repente se abrieron los cielos y Dios habló a gran voz:
“Este es mi
Hijo amado, en quien tengo complacencia”
Mientras el
Espíritu Santo descendía sobre Él en forma de paloma.
Esta es la
primera vez que la Santa Trinidad se manifiesta plenamente, siendo la segunda
vez durante la transfiguración de Jesús (Mateo 17:5).
En esta ocasión,
DIOS YHWH, el eterno y todopoderoso Dios de Abraham, reconocido como tal por
todo Israel; había manifestado su propia aprobación del ministerio de Jesús.
Al hombre Jesús
de Nazaret se le dio la aprobación divina de predicar y anunciar el
arrepentimiento y la conversión, pero no solo esto, se le anunció como 'HIJO DE
DIOS'.
En eso entonces,
esto podría entenderse como simplemente una aprobación a la pretensión
mesiánica de Jesús, pero DIOS estaba hacienda mas que eso, lo estaba
proclamando divino, de igual naturaleza que Él mismo.
Pero Jesús, que
en su naturaleza humana tomó el bautismo de Juan, ahora era ungido por DIOS
como Mesias, atravez del Espiritu Santo.
Jesús ahora estaba
listo para su ministerio público, con la aprobación de Dios y la unción del
Espíritu.
En esta lectura
el autor deja dos enseñanzas esenciales:
1 – JESUS NO
APRENDIO su ministerio de JUAN.
Vino a Juan
sabiendo mejor que el mismo Bautista quién era Él y le ordenó a Juan que lo
bautizara.
Esto rechaza la
teoría herética moderna que dice que Jesús aprendió su misión lentamente de los
esenios y de Juan el Bautista, o de algún otro gurú hindú o egipcio. El Hijo de
Dios, no necesitó de ningún maestro humano en materia de religión y de
realización de su propia misión, ya que Él lo sabía desde su nacimiento (Lc
2,49).
2 – El PADRE
YHWH, JESÚS y el ESPÍRITU SANTO, son tres entidades divinas independientes, y
no una sola entidad manifestándose en tres modos distintos, en tiempos
diferentes.
Esta
manifestación simultánea del Padre en el Cielo, del Hijo en la carne, y del
Espíritu descendiendo sobre el Hijo independientemente de ellos, es prueba de
la existencia de estas tres entidades. Somos conscientes de los tres, y solo
podemos relacionarnos con la Trinidad a través de estas tres formas.
Pero solo al
darnos cuenta de que la divinidad no puede ser múltiple y solo puede ser una, también
sabemos que es este Dios invisible y sin nombre, a quien el Génesis llama
Elohim - אֱלֹהִ֔ים (Génesis 1:26), el que se manifiesta como Padre, Hijo
y Espíritu a la vez.
Esto desacredita
la herejía del modalismo y el arrianismo, ya sea que o niegan la realidad eterna
de esta triple manifestación divina, o niegan la divinidad de Cristo.
A partir de este
día, Jesús de Nazaret inició su ministerio público como el Mesías ungido,
ungido no por hombre, sino por Dios mismo.
Omar Flores.
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