JESUS LLAMA A SUS PRIMEROS DISCIPULOS


JESUS LLAMA A SUS PRIMEROS DISCIPULOS

1 Y aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre El para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, 2 vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes.

3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca.

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar.

5 Respondiendo Simón, dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las redes.

6 Y cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían;

7 entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

8 Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!

9 Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la redada de peces que habían hecho; 10 y lo mismo les sucedió también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.

Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

11 Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron.

LUCAS 5:1-11

COMENTARIO

La historia de cómo el Señor Jesús llamó a sus discípulos se cuenta en los cuatro evangelios desde diferentes ángulos que deben juntarse para tener una imagen clara de este evento. Sin embargo, parece ser que Andrés, el hermano de Simón junto con un seguidor anónimo de Juan el Bautista (Juan 1:35-36, 40), el mismo Simón y sus socios comerciales, Santiago y Juan, fueron los primeros cinco discípulos de nuestro Señor (Lucas 5:10-11).

La fama de Jesus comenzaba a aumentar desde el primer momento en que regresó del desierto, después de su bautismo; y una vez que volvió, fue a predicar a su pueblo de Galilea, no al lugar donde nació, ya que nació en Belén, Judá; pero aun asi, fue seguido por muchas personas que nunca habían visto a nadie predicar como Él lo hacia, o hacer los milagros que hizo (Lucas 4:43).

En esta ocasión, mucha gente lo siguió hasta la orilla del lago, tanto que a menos que nuestro Señor se elevara sobre la tierra, era imposible que todos lo vieran o lo oyeran (Lucas 5:1).

Aunque ese día nuestro Señor les dijo a Pedro y a sus compañeros que se convertirían en “pescadores de hombres”, esa no fue la primera vez que creyeron en Él o lo conocieron.

Andrés ya había presentado a nuestro Señor a su hermano Pedro, y a su círculo inmediato de amigos, tanto, que días antes, nuestro Señor se quedó en la casa de Pedro y sanó a su suegra.

(Juan 1:41-42; Lucas 4:38-39)

Este día, nuestro Señor le pidió el favor a Pedro de permitirle subir a su barca para tomar distancia de la multitud y así poder predicarles.

Una vez hecho esto, Jesús le devolvió el favor con la bendición de los peces, dando no solo a Pedro, sino también a Andrés, Santiago y Juan una recompensa por sus redes vacías de la noche anterior, cuando no pudieron pescar ningún pez. Y lo hizo de una manera abrumadora.

Pedro, sorprendido por este portento, fue movidó a humildad ante el poder que tenía frente a él, y dijo: “Apártate de mí, que soy un hombre pecador, oh Señor”. Jesús lo consoló y le dijo: “De ahora en adelante serás pescador de hombres”.

Las Escrituras dicen que a partir de ese día dejaron todo y comenzaron a seguirlo literariamente por el resto de sus vidas.

Jesús demostró este día, su gran misericordia y preocupación por nuestras necesidades siempre.

Consoló a los que venían a buscarlo.

Le dio a Pedro, Andres, Santiago y Juan los ingresos que necesitaban, proporcionadoles trabajo.

Jesús no era un hombre que sólo toma, sino que devolvia, y cuando lo hacia, como lo hizo esta vez con los peces, lo hacia perfecto y en abundancia.

Jesus siempre tiene algo más grande para cada uno de nosotros.

Omar Flores.

Comments