SIMON ALIMENTA MIS OVEJAS
15 Entonces, cuando
habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me
amas más que éstos?
Pedro le dijo: Sí,
Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo: Apacienta
mis corderos.
16 Y volvió a
decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Pedro le dijo: Sí,
Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo: Pastorea
mis ovejas.
17 Le dijo por
tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Pedro se
entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor,
tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo: Apacienta
mis ovejas.
18 En verdad, en
verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías;
pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará
adonde no quieras.
19 Esto dijo, dando
a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo
dicho esto, le dijo: Sígueme.
JUAN
21:15-19
COMENTARIO
Este evento sucedió
durante el tiempo en que el Señor Jesús se apareció a sus discípulos en
Galilea, como les había mandado (Mateo 28:10).
En esta ocasión en
particular sólo siete de ellos estuvieron presentes; Simón, Tomás 'El Gemelo',
Natanael, Juan y Santiago su hermano, y otros dos discípulos no mencionados.
El hecho de que no
se mencionen dos nombres, y que Natanael no fuera un Apóstol, sugiere que no
solo los 11 Apóstoles estaban presentes en la cima de la montaña cuando Jesús
les dio la Gran Comisión (Mateo 28:18), sino más personas, incluyendo a los
discípulos que vivían en Galilea y que no estubieron presentes en Jerusalén durante
la crucifixión, y muy probablemente incluso los 500 de los que habló Pablo en 1
Corintios 15:6, también estaban allí.
Como nuestro Señor
aparecía y desaparecía y nunca permanecía por mucho tiempo como solía hacerlo
antes de su muerte, los Apóstoles volvieron a su vida cotidiana normal, pero
esta vez con fe, nacidos de nuevo y esperando instrucciones de su Señor hasta su
ascensión, y lo mismo sucedió con todos sus discípulos.
Esa mañana no
esperaban ver a Jesús.
Llevaban toda la
noche trabajando, como hacen los pescadores para tener su producto en el
mercado por la mañana. Pero no habían pescado nada, y ya era tarde, comenzaba a
despuntar el día (Juan 21:4), cuando vieron pasar por la orilla a un compañero
pescador, quien les preguntó si tenían algún producto. Cuando dijeron que no
tenían ninguno, el amigable aparente pescador les dijo que probaran del otro
lado del bote, y que seguro pescarían algo.
Los discípulos
siguieron el consejo del hombre, lo que indica que lo tomaron como un compañero
pescador, no como un comprador, ya que él ya sabía dónde estaban los peces.
¡Cuán grande debió ser su sorpresa cuando inmediatamente su red estuvo llena!
No era la primera
vez que Jesús hacía esto. También llenó sus redes de pesca cuando llamó a Simón,
Juan y Santiago por primera vez, hacia tres años desde ese momento (Lucas
5:1-10). Esta vez fue 'el Discípulo a quien Jesús amaba', al que suponemos era el
apóstol Juan, u otro de los dos discípulos cuyos nombres no se mencionan, quien
recordó esto de inmediato, ya que este éxito no era natural, y le dijo a Simón:
que ese hombre era el SEÑOR JESÚS (Juan 21:7).
Finalmente, todos
se reunieron con el Señor y tuvieron su comida de la mañana con Él,
compartiendo el pescado y el pan, que literalmente fue completamente provisto
por Jesús en esta ocasión para todos (Juan 21:9).
JESÚS le preguntó
tres veces a Simón si realmente lo amaba más que a esa vida cotidiana que había
elegido, por la naturaleza de los sacrificios que soportaría si decidía seguir
a Jesús como Apóstol suyo.
La mayoría asume
que el Señor le estaba preguntando a Simón si lo amaba más de lo que lo amaban
los otros discípulos.
Jesús fue un hombre
solidario, y rechazó en varias ocasiones categorizar a sus discípulos, cosa que
le correspondería solo al Padre (Marcos 10:40).
Más aún, estaba
presente “el Discípulo a quien Jesús amaba”, a quien es lógico suponer que él
era el que realmente amaba más a nuestro Señor.
JESÚS no menosprecio
el amor de sus otros discípulos, sino que se refirió a la vida que llevaba
Simón-Pedro, en comparación con los tres años de predicación y sacrificio que
ya había vivido como discípulo activo de Jesús.
Jesús le pidió esto
a Pedro, como un acto de restauración de un hombre que la última vez que vio,
acababa de negarlo en público tres veces y bajo juramento en la víspera de su
ejecución (Mateo 26:74). Nuestro Señor, en su misericordia, permitió que Simón
volviera a profesar su fe y amor a Cristo, delante de Él, cuya veracidad se
confirma con sus palabras: “Tú lo sabes todo”. Tú sabes que te amo’ (Juan
21:17).
Y a través de estas
tres preguntas, Jesús encomendó a Pedro el cuidado de su rebaño, 'Apacienta mis
corderos. Apacienta mis ovejas', después de declarar que amaba a Jesús más de
lo que había considerado bueno en su vida hasta ese momento.
Algunos toman esto
como un nombramiento de grandeza para Simón, que lo coloca como padre y señor
sobre toda la comunidad cristiana. Pero no hay nada aquí que sugiera eso.
A Simón se le
preguntó tres veces si amaba al Señor, por cada vez lo negó el día de su juicio
antes de la Crucifixión. Y se le pidió que alimentara a sus discípulos, grandes
y pequeños, lo que implica que Pedro fue oficialmente readmitido nuevamente en
el quórum de los 12 apóstoles (11 solo en ese momento), compartiendo el mismo
mandato que les dio en Galilea, en la Gran Comisión a todos ellos.
En esta ocasión EL
SEÑOR JESUCRISTO, demostró:
Su poder como
PROVEEDOR.
Su CONOCIMIENTO
infinito.
Su infinita
MISERICORDIA.
Su infinito AMOR
por todos nosotros.
Omar Flores.
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