LA SANTA TRINIDAD
Gracia a vosotros y
paz, de aquel que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que
están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de
los muertos y el soberano de los reyes de la tierra
REVELACION 1:4-5
COMENTARIO
La definición y
descripción de la Santa Trinidad es una fórmula teológica hecha por el hombre, y
sobre el cual, aún hoy, las iglesias 'católicas' tradicionales no han llegado a
un acuerdo común, sin embargo, presenta de la mejor manera la realidad
espiritual de nuestra deidad, el Dios judeocristiano de la Biblia.
En ningún lugar de
la Biblia se describe expresamente a la Santa Trinidad, pero se la entiende a
través del intercambio de nombres entre el conocido Dios de Israel (YHWH), la
persona humana de Jesús de Nazaret, y el Espíritu Santo, lo que implica una
común naturaleza divina para todos ellos, pero que también, implica identidades
independientes una de la otra, dejando claro que estos tres son “uno”.
(Génesis 1:1-2;
Juan 1:1-3; 10:30; Deuteronomio 6:4)
La Biblia comienza
diciendo en Génesis, que 'Dios', a quien llama ELOHIM, y luego Yhaweh, creó el
universo en el que vivimos, no solo el planeta Tierra, sino también el Sol, la
Luna y las estrellas, e incluso los seres angélicos (Génesis 1:1).
Posteriormente, el
evangelio de Juan comienza declarando que antes de su nacimiento humano, Jesús
de Nazaret ya existía en el Cielo, junto con 'Dios' (Elohim-YHWH), y que Él
también era Dios, sin aclarar si eso significa que Jesús es divino como YHWH, o
si Jesús es realmente YHWH mismo. Y aún más, declara que este 'Verbo'
(Logos-Jesús), creó todo en el universo, no sólo la Tierra, la Luna y el Sol,
sino también toda la creación, incluso el mundo angélico; otorgándole así a Jesús
la posición sólo reconocida para Dios YHWH, o haciéndolo un ser igual a DIOS
YHWH en naturaleza.
(Lea también
Filipenses 2:6; Juan 1:18; 17:21)
Sobre el Espíritu
Santo, también llamado el 'Espíritu de Dios' o el 'Espíritu de Jesús', aunque
se presenta en la mayor parte como un agente activo bajo la guía del Padre,
tiene sin embargo su propia existencia, totalmente independiente del Padre y el
Hijo, hasta el punto de que el Espíritu Santo puede interceder por nosotros
ante el Padre en Nombre de Cristo (Romanos 8:26); y al punto que si es deshonrado,
esto es considerado una blasfemia grave, aún más que blasfemar contra el Señor
Jesús, y que esta no puede ser perdonada (Mateo 12:31-32); admitiendo así la
divinidad y la personalidad del Espíritu Santo.
La posibilidad de
que existan tres Dioses también ha sido considerada por algunos cristianos en
el pasado, tal como lo profesa hoy la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días; sin embargo, esta idea contradiría el estricto monoteísmo que
se proclama en toda la Biblia y que es la piedra angular de toda la fe
judeocristiana
(Deuteronomio 6:4;
Marcos 12:29, 32; 1 Timoteo 2:5).
Más tarde apareció
el Modalismo, que enseña que Dios es uno, pero que se ha manifestado a través
de la historia como un Padre YHWH, como Jesús de Nazaret en la encarnación, y
como el Espíritu Santo hoy. Estas manifestaciones, enseña esta doctrina, son
“modos” de manifestación de la única divinidad, sin posibilidad de existencia
simultánea. Sin embargo, este concepto tampoco se ajusta a la realidad de que
tres seres diferentes se manifestaron en el bautismo de Jesús (Mateo 3:16-17),
un carácter totalmente separado el uno del otro y totalmente auto existentes.
Quizás la mejor
referencia a la Santa Trinidad, es el igual mérito que Jesús da a la obra redentora
en la fórmula bautismal, cuando ordena que el bautismo se haga “En el Nombre
del Padre del Hijo y el Espíritu Santo” (Mateo 28:19), otorgando así a los tres
seres divinos, DIOS YHWH, JESÚS-LOGOS, y el ESPÍRITU SANTO, un mismo nivel de dignidad
y divinidad; haciendo a los tres seres igualmente responsables del perdón de
los pecados y de la salvación de la humanidad.
Pero la única parte
en toda la Biblia, donde se describe a la Santa Trinidad de manera visible, es
en Apocalipsis 1:4-5; donde el autor inicia su libro saludando a las siete
iglesias en el nombre de Dios Padre (YHWH), sentado en el trono, en el nombre
de los Siete Espíritus que están bajo Su Trono, es decir el Espíritu Santo en
sus siete funciones de perfección (Isaías 11:12), y en el nombre de Jesucristo,
el primogénito de los muertos.
Al colocar el
saludo de los Siete Espíritus y de Jesucristo junto con el saludo de DIOS
sentado en el trono; Juan concede el mismo estatus a los tres.
También al
mencionar los saludos de cada uno de ellos por su nombre, Juan está
reconociendo que cada uno de ellos es una entidad independiente una de la otra.
Y al colocar al
Padre YHWH en el Trono, y el Espíritu debajo de Él, y Jesús junto a Su Trono,
la visión nos está dando a conocer la eterna sujeción del Espíritu Santo y del
Hijo al Padre, representando el Padre mismo la unidad del DIOS Trino, también
llamado en plural אֱלֹהִ֑ים (ELOHIM-DIOSES), siendo UN DIOS todo el tiempo a la vez.
La unidad y
pluralidad de Dios pueden ser difíciles de entender, al igual que entender como
el Espíritu Santo, siendo uno, puede dividirse en cientos de llamas de fuego en
Pentecostés.
Pero es una
facultad que no podemos entender porque solo DIOS la tiene.
La descripción de
la Trinidad es un esfuerzo humano por tratar de describir de la mejor manera la
realidad eterna de nuestro Dios, que siendo uno, se presenta a Si mismo como
tres, incluso desde antes de que nada existiera, desde la eternidad.
Pero incluso si no
entendemos el concepto humano de la Trinidad, lo importante es tener una
relación con todos ellos.
Con el Padre YHWH,
DIOS soberano, El cual nos creó y que creó el Plan de Salvación.
Con su Hijo JESÚS,
nuestro Señor, quien murió por nosotros y ahora reina, y volverá para llevarnos
al Padre.
Con el Espíritu
Santo, nuestro Consolador y Santificador, que está en nosotros y con toda la Iglesia
cristiana al mismo tiempo, hasta el regreso de Jesús.
Por esta razón Dios
se manifestó como tres, porque entendamos o no la definición académica del
concepto, estamos llamados a vivirlo, relacionándonos con cada uno de ellos por
separado, todos los días de nuestras vidas, y luego, por toda la eternidad.
Omar Flores.
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