JESUS PERDONA AL LADRON ARREPENTIDO
39 Y uno de los
malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo:
¿No eres tú el
Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
40 Pero el otro le
contestó, y reprendiéndole, dijo:
¿Ni siquiera temes
tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena?
41 Y nosotros a la
verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero
éste nada malo ha hecho.
42 Y decía:
Jesús, acuérdate de
mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces El le
dijo:
“En verdad te digo:
hoy estarás conmigo en el paraíso.”
LUCAS 23:39-43
COMENTARIO
Cumpliendo hasta el
fin su ministerio, nuestro Señor JESÚS que fue enviado no para condenar al
mundo sino para salvarlo (Juan 3:17), aceptó el arrepentimiento de última hora
de uno de los criminales crucificados junto a Él que momentos antes estaba
también criticándolo junto con el ladrón impenitente (Mateo 27:44)
Además de lo que
dicen las antiguas tradiciones acerca de este hombre, según la Escritura era un
ladrón, y también debe haber cometido asesinato y asesinato de soldados
romanos. Esa es la razón por la que Pilato lo procesó y lo condenó a la máxima
forma de ejecución, la muerte en una cruz.
Debió convertirse
cuando vio a Jesús orando por los que lo crucificaron (Lucas 23:32-34), y al
darse cuenta de que Jesús era inocente e injustamente condenado, trató de
detener el abuso que el otro ladrón entregaba a nuestro Señor constantemente.
En su declaración,
este criminal arrepentido, es claro que aceptó el señorío y la autoridad de
Jesús, por eso dijo:
“Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”
(Lucas 23:42).
Nuestro Señor
JESUCRISTO, viendo la fe y el arrepentimiento de este hombre, no guardó rencor
hacia él porque también él lo había abusado.
No le reprochó que
hubiera matado a seres humanos, ni que no estuviera bautizado ni que no hubiera
confesado sus pecados.
Profesó
públicamente su fe en Jesús, se arrepintió de todo su vida lejos de Dios, muy
probablemente ni siquiera tuvo tiempo de reflexionar sobre todas las cosas que
hizo y sus consecuencias, pero estaba arrepentido.
Sin que Jesús le
diera una absolución formal, sin embargo, le hizo saber que estaba perdonado y
que lo salvaría, cuando dijo:
“ESTÁRAS CONMIGO EN
EL PARAÍSO”
De la misma manera nuestro
Señor JESÚS, nuestro Rey, salva hoy a todo aquel que le confiesa fe y se arrepiente
de su vida pecaminosa, sometiéndose a su Señorío.
Porque ÉL es el
salvador, no los rituales ni las ceremonias, que solo cobran sentido después de
que somos sido aceptados por Él y jamas antes.
Omar Flores.
Comments
Post a Comment