TEMED A DIOS, NO AL HOMBRE
26 Así que no les
temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que
no haya de saberse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y lo
que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
28 Y no temáis a
los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel
que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
29 ¿No se venden
dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin
permitirlo vuestro Padre. 30 Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos
contados. 31 Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32 Por tanto, todo
el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de
mi Padre que está en los cielos. 33 Pero cualquiera que me niegue delante de
los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
MATEO 10:26-33
COMENTARIO
Después de que
nuestro Señor Jesús advirtiera a sus discípulos de las futuras persecuciones
que sufrirían (Mt 10,16-23), aquí también les dio una palabra de aliento
diciéndoles que no teman a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma,
como DIOS puede castigar el cuerpo y el alma en Genna.
Aquí, Jesús les
habla de que no hay nada que podamos esconder de DIOS, sino que, en cambio, en
el Día del Juicio, todo lo que hagamos, incluso en secreto, será revelado ante
DIOS, para que nuestra sentencia sea correcta.
Llama la atención a
sus discípulos, que ni aun los animales que cazamos caen por casualidad, o
porque somos buenos cazadores, sino que caen con permiso de DIOS, porque nada
sucede sin el conocimiento y permiso de nuestro Padre, y que aun los cabellos
de nuestros cuerpos son conocidos por DIOS, en clara demostración de que ni
siquiera algo pequeño o intrincado, escapa al conocimiento del Creador.
Con todas estas
cosas, el Señor JESÚS, nos enseña a confiar en nuestro Padre Celestial, que
todo lo sabe, y para quien nada esta oculto.
Debemos caminar en
el conocimiento de que estamos siempre bajo la atenta mirada de nuestro Padre,
y nada que no deba sucedernos, sucederá, e incluso si nos sucede algo malo, que
puede parecer un accidente, debemos mantener en mente que DIOS lo permitió por
una razón, y debemos confiar siempre en ÉL, porque nadie puede realmente
lastimar a otro ser humano, excepto el castigo de DIOS.
Como castigo,
traducido aquí como 'Infierno', no es realmente la traducción literal, sino
γέεννα (Genna), una breve referencia a la palabra GIHENNA, o GIHENNON, el valle
en Jerusalén donde la gente se deshacía de su basura y tenía fogatas
constantes.
La referencia a ser
'destruido' es figurativa, que se refiere a la erradicación del mal de este
mundo, no de los humanos. Ser destruido, aquí significa nuestra naturaleza
pecaminosa.
En lugar de miedo,
el Señor JESÚS nos anima a proclamar el evangelio del arrepentimiento y del
perdón a toda la humanidad, por todos los medios posibles, 'en voz alta, y desde
las azoteas', y termina su advertencia, diciendo que cualquiera que lo niegue,
que no quiere decir, como muchos piensan hoy, el ser arriano, o ser monofisita
o apolinarista, o cualquier otra cosa que haya existido en la historia del
cristianismo, sino RECHAZAR A JESÚS, como enemigo de la humanidad, rechazar su
misión divina, que fue enviado por DIOS para proclamar el evangelio, el negarse
a aceptar su autoridad.
Los que rechazan de
esta manera a Jesús, que son enemigos de Cristo, no los que se someten a Él de
acuerdo al mejor entendimiento que poseen acerca de Él por diferentes razones,
sino aquellos a quienes se refiere Pablo en 1 Corintios 12:3, que 'maldicen' el
Santo Nombre del Hijo de DIOS, también serán negados por Jesús, el Día del
Juicio, cuando estemos ante DIOS, y Jesús intercederá por todos los que
confiaron en Él, como en su mensaje divino.
OFR.
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