LA HISTORIA DE LOS TRES JUDÍOS
DANIEL 3:17-18
En el libro de
Daniel tenemos la historia de tres varones judíos, Sadrac, Meshac y Abed Nego,
quienes, en los tiempos del cautiverio babilónico de Judea, se negaron a adorar
el ídolo de oro que había hecho el rey Nabucodonosor, y quien ordenó que todo
el imperio lo adorara, bajo pena de muerte, si no lo hacían.
(Daniel 3:4-5).
Sabiendo de la pena
de muerte por fuego, estos tres valientes siervos de DIOS, antes y después de
ser arrestados por el rey de Babilonia, se negaron a inclinarse ante el ídolo,
y dieron una respuesta memorable que es una lección para la posteridad:
17 Si esto es así,
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de
tu mano, oh rey, nos librará.
18Pero si no, sabed,
oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.
DANIEL 3:17-18
LECCIÓN
Sadrac, Meshac y
Abed Nego, sabían que YHVH DIOS, a quien conocían como el único y verdadero
DIOS viviente, no aprueba entregarnos a ídolos o demonios, y respondieron con
plena convicción de su decisión.
No sólo
reconocieron que YHVH podía salvarlos de esta prueba, a través de cientos de
maneras posibles, sino que también le dieron al rey Nabucodonosor una respuesta
que confirmó su fuerte conocimiento de lo que estaba bien y lo que estaba mal.
Ellos dijeron:
"Pero si
no"
Daniel 3:18
Con este dicho
reconocían el derecho de DIOS a salvarlos o no, porque DIOS no les prometió
ninguna ayuda en particular, y sabían que DIOS era dueño de sus vidas, y que no
tenía obligación de ayudarlos a hacer lo que sabían era lo correcto, y sin
embargo, se mantuvieron firmes en su negativa a cometer idolatría, incluso
antes de ser ejecutados.
Finalmente, YHVH
DIOS, envió un ángel para librar a estos fieles judíos del fuego, y esto lo
hizo delante del mismo Nabucodonosor, demostrando así, que YHVH es el DIOS no
sólo de los judíos, sino también de Babilonia y de toda la tierra.
De esta manera
nosotros mismos debemos vivir según los principios de Justicia que DIOS ha
implantado en nuestras conciencias, y hacer lo correcto por convicción y no por
“miedo”, deber o porque DIOS nos sostenga durante el proceso.
DIOS no es nuestro
siervo ni esclavo. ÉL no tiene obligación de responder ninguna oración, y lo
hace sólo por pura misericordia hacia nosotros.
Pero
independientemente, siempre debemos vivir nuestras vidas haciendo lo que
sabemos que es correcto y justo, porque esa es la manera correcta de proceder
y, a largo plazo, las únicas cosas que nos benefician en nuestro viaje eterno
hacia la perfección.
Pero, gracias a
DIOS, tenemos un PADRE misericordioso, que siempre se apiada de nuestra
limitada humanidad, y siempre decide, por su propia voluntad, ayudar a todo
aquel que acude a ÉL en busca de ayuda, especialmente, si es para hacer lo que
ÉL quiere de nosotros, en cualquier momento.
OFR
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